El Correo de Burgos

BALONCESTO / Champions League

La irregularidad castiga al San Pablo

Los morados desperdician su gran puesta en escena y echan por tierra la reacción de la segunda mitad superados por la intensidad y el acierto del Anwil

Tokoto y Fitipaldo luchan por el rebote con el polaco Sokolowski, ayer.-FIBA

Tokoto y Fitipaldo luchan por el rebote con el polaco Sokolowski, ayer.-FIBA

Burgos

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ANWIL WLOCLAWEK  100

SAN PABLO BURGOS  90Anwil Wloclawek: Jones (11), Ledo (19), Simon (13), Dowe (16) y Freimanis (11) -quinteto inicial- Sokolowski (7), Wroten (20), Sulima (-), Szewcyk (3).San Pablo Burgos: Salvó (-), Clark (24), McFadden (2), Lima (9) y Bassas (6) -quinteto inicial- Barrera (8), Rivero (10), Fitipaldo (9), Tokoto (-), Stevic (-).Árbitros: Zashcuck (UCR), Maricic (SRB) y Selkee (FIN).

Eliminados: No hubo.

Parciales: 20-20; 48-38 (descanso); 70-68 y 100-90 (final).

Si la inoportuna derrota sufrida en Liga ante el Bilbao complica las opciones del San Pablo Burgos de participar en la Copa del Rey, el traspié protagonizado anoche en Polonia ajusta al máximo la lucha por la clasificación en una Champions League que no da tregua.

La visita a la cancha del Anwil Wloclawek exigía 40 minutos de concentración y los morados fueron superados por un rival intenso, constante y acertado. Los castellanos volvieron a sufrir en defensa como ante el Madrid y el Bilbao para encajar 100 dolorosos puntos. La advertencia sobre el talento ofensivo de los blancos no encontró la respuesta adecuada en retaguardia.

El acierto exterior de Clark, el equilibrio aportado en los dos aros por Lima y el ritmo impuesto en la transición por Ferran Bassas fueron los pilares de la buena puesta en escena de los castellanos. El adversario, con un 1/7 en tiros en esta fase inicial, no acababa de coger el punto.

Sin excesiva brillantez pero con las ideas claras, el San Pablo estaba sentando las bases de una victoria más o menos cómoda. Del 3-12 de salida se alcanzó el 5-17 y, de repente, los visitantes entraron en un agujero negro.

La segunda personal de Bassas precipitó los acontecimientos y el cambio de mentalidad de los locales dio un giro total al juego. El Anwil dio tres o cuatro vueltas de tuerca a su intensidad defensiva, subió la presión y castigó las líneas de pase para frenar en seco a un San Pablo al que se le hizo de noche. En apenas un minuto, dos pérdidas consecutivas impulsaron a los blancos con un parcial de 8-0 que solo fue el comienzo.

Por un momento, el bloque de Peñarroya se alimentó de las segundas opciones. Sin embargo, el rebote fue otro aspecto que explica la sangría.

El comienzo del segundo cuarto confirmó que los burgaleses habían perdido el norte. La fluidez del comienzo se encontró con un atasco resuelto solo con malas decisiones y errores en lanzamientos más o menos liberados pero mal seleccionados.

Los castellanos llegaron al descanso con un bajo porcentaje de acierto en el triple y poco o nada podía rescatarse de esta situación delicada. Wroten hizo lo que quiso en ataque y la inercia positiva permitió a los polacos celebrar canastas afortunadas que sentaron como una patada en el alma.

El rival confirmó la remontada con el 27-25 y el recital de triples fallados por el Miraflores dibujó el 37-28. Por fin, los morados se serenaron y volvieron a conectar con Clark -fundamental- y Lima para recuperar sensaciones. Desafortunadamente, no dieron con la fórmula para detener a un Anwil que respondió a la endeble zona propuesta por los burgaleses con tres triples consecutivos para cerrar el segundo cuarto.

El 48-38 cerró un parcial total de 43-21 tras el 5-17 del inicio. Sin embargo, aún había mucho tiempo por delante y el San Pablo no tardó en demostrar que aún tenía cosas de decir.

Los españoles recuperaron el feeling en el tiro y ofrecieron sus primeros síntomas de mejoría desde el arco. Después, Benite entró en erupción para confirmar el despertar morado. El brasileño asumió la responsabilidad, se fue hasta los 20 puntos y contuvo la inspiración anotadora de Ledo para arañar punto a punto una diferencia que llegó a los 11 con el 57-46.

El San Pablo apretó atrás y ganó ritmo en ataque. Tanto, que acumuló 30 puntos en el tercer cuarto. Barrera cogió el testigo del ‘8’ para dar continuidad a la progresión de un equipo que llamaba a las puertas polacas con el 70-68.

La cosa se puso aún mejor en el inicio del último periodo. Rivero, hasta entonces gris, apareció en escena y encontró premio a su pelea bajo los aros para estirar el chicle hasta el 70-74 con seis puntos seguidos.

Había llegado la hora de mantener a raya al Anwil, pero en el partido de ayer nada fue lo que parecía. Ni cuando tenía las de ganar supo resolver ni cuando estuvo contra las cuerdas se entregó.

En este encuentro de dientes de sierra, el San Pablo entró en otra cuesta abajo que le costó la derrota. La calidad individual de los americanos impulsó al cuadro blanco, el cual se lanzó a por la victoria en las dos canastas. Los morados quisieron agarrarse al encuentro con dos triples de Barrera que el aro escupió cuando estaban ya dentro y, de repente, el marcador señaló el 84-76.

Peñarroya jugó su última baza al situar a sus dos bases en pista. Un planteamiento interesante reducido a anécdota porque así lo quiso Dowe con dos triples que mataron el choque. La derrota debe concienciar de una vez por todas al San Pablo del listón marcado por los rivales cada segundo en los compromisos europeos.

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