El Mirandés regala la primera parte y pierde en Tenerife

En un duelo de equipos necesitados y con sus técnicos cuestionados el CD Mirandés cayó derrotado a domicilio ante un CD Tenerife que no fue demasiado superior a los jabatos, pero al que le bastó con aprovechar las facilidades que le dio su rival en una primera parte muy pobre para hacer dos goles y al final sumar tres puntos muy valiosos. Los de Alessio Lisci concedieron demasiado en el primer periodo y, aunque mejoraron tras el descanso, ya no les dio tiempo a revertir la situación.

Aunque en el primer minuto ya ganó un saque de esquina, el conjunto rojillo no saltó demasiado bien al césped y al igual que su rival tuvo un inicio de partido bastante discreto. El problema llegó cuando con el correr del reloj los isleños fueron mejorando de manera visible mientras que los burgaleses no terminaban de carburar, pues contra la tímida intentona de Gabri Martínez el Tenerife respondió con varios acercamientos a cada cual más peligroso que el anterior. 

Hasta que al filo del ecuador de la primera, un incisivo Luismi se mete entre dos defensores y Jonathan Gómez y Álvaro Sanz caen en la trampa de manera ingenua, pues Luismi se cae y el colegiado señala el penalti. El especialista local desde los once metros, un Enric Gallego que llevaba cuatro meses sin ver puerta, fue el encargado de lanzar la pena máxima y transformarla con un buen disparo abajo a la base del poste de un Ramón Juan que adivinó el lado pero que no llegó a sacarla. El Tenerife traducía su mejor juego en gol y todo se complicaba.

Y así fue, porque aunque Mendes respondió rápido con un buen intento desde lejos que quedó en nada, el equipo de Alessio Lisci acusó muchísimo el gol y aunque no llegó a descomponerse por completo, desde ese momento hasta el descanso jugaría a remolque de la propuesta de los tinerfeños. 

Los locales enseguida merodearon el área de Ramón Juan y poco después hacía el segundo de la tarde. Al filo de la media hora cuando Luismi recibe en línea de tres cuartos, nadie le sale al paso y sin pensárselo dos veces con la zurda suelta una especie de 'folha seca' que supone el segundo de los locales. 

Un golazo imparable para Ramón Juan con el sello de un Luismi claro protagonista hasta el momento, porque había provocado el penalti y marcado el segundo tanto.

De ahí al descanso el Mirandés siguió en caída libre, incapaz de sacar la pelota con garantías, y alcanzó los vestuarios sin mayor daño porque el Tenerife levantó un poco el pie del acelerador y sólo consiguió generar aproximaciones y no alguna ocasión de verdadero peligro de gol.

En el reinicio se vería a un Mirandés con cara bien distinta, renovado a fondo por un Alessio Lisci que realizó dos cambios de golpe que surtieron efecto, porque en apenas dos minutos el equipo monta un buen ataque y el rechace en el área se le queda a un Pablo Ramón que sólo tiene que empujarla. Pero Enric Gallego le caza por detrás y el colegiado señala el claro penalti mostrando además amarilla. Carlos Martín sería el encargado de transformar el penalti engañando al portero y recortando distancias en el marcador.

El gol jabato removía el duelo y a partir de entonces todo estaría mucho más ajustado, con llegadas a ambas áreas y un sensación de incertidumbre que daba alas al Mirandés. Así, poco antes de la hora de juego Luismi volvía a liarla a la salida de un córner y el remate de cabeza de José León se iba fuera por poco, mientras que poco más tarde era Ilyas Chaira quien rozaba el empate tras asistencia de Álvaro Sanz.

Con más cambios de Asier Garitano y Alessio Lisci se entró en el tramo final con el duelo precioso de ver, porque tan pronto Jonathan Gómez tenía una inmejorable como Ramón Juan le saca un gol cantado a Waldo Rubio. 

Sin embargo en los últimos diez minutos de partido más el descuento el cuadro jabato llegó muy apurado de fuerzas y serían los locales quienes tuvieron las más claras para marcar. Así, el Tenerife perdonaba por mediación de un Waldo que desde el punto de penalti y tras una contra en superioridad no es capaz de sentenciar, y segundos más tarde con el Mirandés jugando con fuego Ramón Juan le sacaba otra clarísima a un Waldo sin suerte.

En el descuento el Mirandés arriesgó con todo y se volcó dejando amplios espacios a su espalda, pero terminó muriendo en la orilla sin marcar, pues de hecho Ramón Juan botó la última falta con sus diez compañeros en el área pero Soriano estuvo muy seguro y detuvo.