Ventaja competitiva
LAS PASADAS elecciones europeas, supusieron un varapalo electoral para el PP y el PSOE.
Los socialistas tomamos buena nota de aquella debacle y pusimos en marcha un proceso de regeneración interna muy profundo con primarias para la elección del secretario general en todos los niveles y primarias abiertas a los ciudadanos para la elección del mejor candidato a la Presidencia del Gobierno. Del mismo modo haremos los socialistas de Castilla y León que tras elegir en primarias a Luis Tudanca, celebraremos primarias abiertas para la elección del candidato a presidir el cambio que esta comunidad necesita, después de 30 años de gobiernos de la derecha que dejan un saldo, en 3D: de despoblación, desempleo y desidia, muy preocupante.
Somos el único partido que ha hecho la revolución interna para acompasar sus propuestas a la necesidad de mayor afinidad, más honestidad, más transparencia y mayor compromiso con la igualdad que demanda la sociedad.
Esta intensa renovación supone una ventaja competitiva que debemos aprovechar y que va a ir madurando en un nuevo estilo de hacer política que ya comienza a manifestarse, por ejemplo, con la demanda que ha interpuesto el PSOE contra todos los consejeros de Bankia que han dispuesto, durante años y sin complejos, de las tarjetas de la vergüenza. Este es el camino para recuperar la credibilidad y volver a conectar con la mayoría social que reivindica honradez y capacidad de transformar la política del beneficio privado, en políticas de y para el interés general.
Y mientras el PSOE del siglo XXI camina, con dificultades sí, pero renovado, el inmovilismo reaccionario ha paralizado a la derecha que sigue atrincherada en el don-tancredismo y sin siquiera reunir a sus direcciones para analizar lo ocurrido, como anunciaron en caliente, que iban a hacer. Sorprende que los adalides ideológicos de la competitividad, pierdan la oportunidad de sumar ventajas competitivas a su proyecto.