El Correo de Burgos

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De nuevo sale a relucir una palabra que seguramente tenga mucha tela que cortar. Sobre la mesa de negociación, “Ciudadanos” pone varias condiciones al actual equipo de gobierno, liderado por el alcalde Javi Lacalle. Una de ellas consiste en la materialización de los esperados “Distritos” de ciudad. Poco se parecerán a los que dividen en zonas el reparto del correo o las valoraciones de bienes para su fiscalización económica. En varias ocasiones hemos mirado hacia la estructura que conforma una urbe como la nuestra, hecha a base de piezas que se encajan no solamente en el territorio, sino en la relación entre ellas. Barrios pequeños y grandes se tocan como las piezas del puzle. Algunas, gigantes como Gamonal y otras, minúsculas, pero no menos importantes como barrios del tipo a San Juan de Lagos. En el primero, digamos que cincuenta mil familias hacen la vida a diario y en el segundo, trescientas cincuenta familias. Pequeños o grandes hormigueros que nos recuerdan los que somos, a donde vamos, nuestras inquietudes, frustraciones o ilusiones. Se vive y se muere desde, para y por los barrios. Pues bien, la ley de grandes ciudades viene a decir que como hemos alcanzado esa cota, debemos estructurar la ciudad en distritos que sirvan para meter en cintura a todos y cada uno de los barrios burgaleses. Visto así, se provocan lecturas que van desde la más sencilla ingenuidad o hasta el peor de los temores. La primera derivada del movimiento tectónico pasa por el lenguaje con el que hablan estas piezas conexas. El leguaje de la “participación ciudadana” es la voz del pueblo. Participación ciudadana, denostada y rebajada a un plano muy poco merecido en la medida que se ha utilizado para conectar con las asociaciones de barrio y darlas esa dosis justa que las hace estar suficientemente abastecidas. Aparecen en escena, las asociaciones vecinales. Deportes, peñas, amas de casa, religiosas, de fines sociales, otras, culturales y muchas más con tintes multicolores. Estas asociaciones pulsan el latido de cada barrio. Estructuran y conforman los conocidos “consejos de barrio”. En cada uno de ellos hay un presidente que trata de escuchar a los otros presidentes de las citadas asociaciones. Como un árbol ramificado y eficaz, trasmite a los concejales de turno, inquietudes y necesidades de la ciudad. Pasa a veces que, ciudadanos sencillos le cantan las cuarenta al alcalde, y la mayor parte de las veces, con razón. Los tres nuevos distritos serán la voz de los ciudadanos con la intención de filtrar y pasar a limpio los mensajes a los nuevos munícipes. Piensan muchos, otro vendrá que bueno me hará. Miedo me da. 

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