El Correo de Burgos

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Lo prometido es deuda y como dije hace poco en esta misma columna, veríamos si el mundo ha cambiado tanto como para evaporar los privilegios de callejón. Aprovecho la información privilegiada del guardián de occidente que nos acostumbra a detallar de eventos y sucesos día a día en Burgos. Paco, contaba ayer por la tarde, 80 almas abajo donde se escucha el resoplar del toro y adivinan los pensamientos del torero; 14 de la CNP, 15 de prensa, 15 de Empresa, 9 de la cuadrilla, 4 de la ganadería, 7 galenos, 8 veterinarios, 2 de Protección Civil y 1 de Deportes. El resto hasta 118, autoridades e invitados por la patilla como siempre ha sido y ha de ser. Que en esto no hay mal que uno evite o envidie. La cuestión a esta hora mágica en la que escribo la columna, el islas canarias se escucha desde mi ventana abierta a las torres de gamonal. El metal de las charangas llega con eco y cristal. Olor a fiesta mayor de San Pedro. Si Burgos tuviese este tiempo de calor y la temperatura fuese la que nos hace sudar como desde hace unos días, seríamos mejor gente. Mejor humor y más abiertos, porque es el jodido clima el que nos hace ser cerrados a los demás y nosotros mismos. En nuestro genes va el encogerse de hombros y dar portazo a muchas oportunidades que pasan delante de las narices. El cielo de hierro da sombra perpetua a la plaza de toros y los tubos ajedrezados, dibujan una geometría mágica que le hace ingrávida. Por desgracia, los cirujanos también tuvieron que lidiar ayer y coses la pierna del matador. Estuvieron a tiempo y en la enfermería portátil que vino sobre ruedas para estas cosas en las que nunca se sabe. San Pedro, arranca con el mejor de los pregoneros que llevan el pregón en sus venas. Diego Galaz, al contar sus andanzas entre cacharros que hace sonar en la ferretería de su música maestra, te acerca a las callejas donde pillos y truhanes convivieron con el Lazarillo de Tormes. Timbres del pasado que en el presente necesitamos escuchar para saber que todo sigue igual cuando corre la fiesta. Ya vendrán dentro de unos días las prisas y puñetas del trabajo que nos agobia hasta partir el espinazo, No sin antes, beber el mejor vino y chupar los dedos con los pinchos de las casetas de madera que ya se van haciendo viejas. Estos San Pedros tienen algo de especial y saben a estreno. Nuevo Coliseo y nuevo Equipo de Gobierno. En el primero, para evitar la lluvia hemos tenido que perder la luz y la sombra. Espero que en el segundo, el sol caliente por igual en los escaños del salón de plenos.

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