Igual es pedir mucho
¿A qué juegan? ¿Es una broma? Ya sé que algunos me llamarán ingenua por sorprenderme de los espectáculos políticos a los que asistimos en estos días. Aquí y allá, hasta para elegir tenemos. Puede que sea inocente, que a estas alturas y dados los antecedentes tendría que optar por un tono entre la suficiencia y la resignación para sentenciar que es lo que hay, puede incluso que lo mejor sea mirar a otro lado, cambiar de canal y conformarme. Al fin y al cabo tenemos el mejor sistema posible, ¿no? Pues no. Y no diré cuál sí lo es porque amigos quizá esté por descubrir.
¿Se imaginan que los investigadores colgaran la bata tras dar con una cura para una enfermedad letal que sin embargo solo hace efecto en un mínimo porcentaje de casos? Dirían, este es el mejor logro posible que hemos logrado, se aplaudirían entre sí y maletín en mano se marcharían para siempre a sus casas. Olé. Y el que venga detrás, que arree. Y que no ose, por supuesto, a cuestionar las lagunas de su hallazgo.
Pues eso ocurre en política. No es normal que sin un rodillo del color que guste, cualquiera sirve para el ejemplo, sus ilustrísimos no sean capaces de ejercer, que para eso les han votado signifique lo que signifique. Es –hoy va de ejemplos- como si un jugador de fútbol solo sabe marcar si está solo en el campo. Sin rival ni compañeros de equipo solo afición que desde lejos le vitorea o, aún más lejos, le abuchea. Mal jugador sería si integrado en un equipo se empeña, ajeno a cualquier estrategia conjunta, a abrazarse al balón en una esquina del terreno de juego. Sí, ya sé que el símil es flojo. La política y el fútbol no son lo mismo, no. En el deporte hay dos porterías y en el primer escenario los goles siempre se los meten a los mismos: a veces de penalti y sin piedad y a veces con tanto pase que el portero ni se entera de que se la han colado.Pues bien, espabilen señores, y por una puñetera vez pongan los pies en el suelo. Sí, en la vida real, esa que tampoco es el fútbol, conste. No les diré lo que tienen que hacer porque si por mi fuera se iban todos a sus casas pero ya que están al frente den ejemplo, como los padres lo hacemos con nuestros hijos pese a todo.¿Que hace falta un presupuesto? Pues hablen, carajo, y déjense de los consabidos y cansinos reproches que no son más que palabrería. ¿Qué ha obrado mal? Pues a un lado, que la representación municipal no es un cortijo y las reglas del juego son para todos. ¿Qué hay que componer un Gobierno? Pues no hagan el ridículo. Igual reclamar que no nos tomen por tontos es pedir mucho.Iba a comparar la estampa general, tan surrealista ella, con un patio de colegio pero... pobres niños.