El Correo de Burgos

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HASTA hace bien poco Burgos era una provincia invisible en el mapa tenístico. Pero de un tiempo a esta parte resuena con fuerza en las pistas de toda la geografía nacional. E incluso internacional. El espectacular incremento del número de licencias se ha traducido en la eclosión de un buen número de talentos que llevan camino de hacerse un hueco en el profesionalismo.

David Pérez Sanz abrió huella. Aunque muy pronto, por la falta de medios, optó por cambiar de aires y emigrar a Alicante en busca de mayores facilidades para seguir progresando. Hace un par de temporadas consiguió un billete para participar en el Open de Australia después de proclamarse campeón de España en varias categorías.

Por detrás vienen pegando fuerte, tomando el testigo y dando continuidad al crecimiento en calidad de la cantera local, jóvenes valores como Nicolás Álvarez, Mario Mansilla, Ana Román o Ángela Díez. El primero se ha consagrado en los últimos años como la más firme promesa del tenis nacional. Está calcando la trayectoria de figuras como Rafa Nadal, haciéndose con los campeonatos nacionales sub 12, sub 14 y sub 16. Por calidad y ambición su carrera no parece tener límites. Sin haber cumplido los 17 años debutará en un torneo ATP (el Masters 100 Madrid Mutua Open) y se ha aupado al puesto 22º del ranking mundial junior. Una categoría en la que participará este año en torneos como Roland Garros, Wimbledon o el Open USA. Cuenta ya con 8 puntos en el ranking ATP, siendo el segundo mejor clasificado del mundo entre los nacidos en 2001-. Y no ha tocado techo.

¿Podrá convertirse algún día Burgos, una ciudad sin tradición y con el hándicap de su adversa climatología, en un nuevo milagro como el vivido en Tandil (Argentina), cuna de tenistas como Del Potro, Juan Mónaco o Mariano Zabaleta?

Camino lleva. La Academia Oliveira Tennis Pro se ha convertido en una inagotable fábrica de formación de talentos. Fue una apuesta arriesgada de Cristiano de Oliveira hace casi una década, cuando muchos lo consideraban una locura, pero los éxitos obtenidos desde entonces respaldan su proyecto. De hecho, en los últimos años su escuela no para de crecer y es un reclamo de máximo nivel para jugadores que aspiran a convertirse un día en figuras del tenis. Deportistas de toda la geografía nacional se agolpan a sus puertas. E incluso de otros puntos del planeta (Rumanía, Colombia, Venezuela, Argelia o Portugal) ya se forman en Burgos.

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