El Correo de Burgos

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MUCHAS veces los burgaleses nos preguntamos porque no hemos llegado más lejos como ciudad. Por qué las evidentes ventajas en la economía, la geografía, la laboriosidad de las gentes no se aprovechan mejor. No tengo tampoco yo la respuesta, pero no descartó que tengamos un ramalazo autodestructivo, una querencia a ser nuestro peor enemigo y una proverbial tolerancia con la torpeza, el sectarismo y la incapacidad política. Sí no, no se comprende la ristra de oportunidades pérdidas, la inexistencia de una corriente popular de exigencia de acierto en la gestión, de crítica de la desigualdad y del abuso. Dónde está ahora el llamado espíritu de Gamonal después de consumir como una mecha de pólvora todo el caudal de reivindicación acumulado. Lo que motivó aquella protesta está hoy tanto o más presente. La casa de los líos, el Ayuntamiento, por ir centrando, hace y deshace sin queja ni oposición. Más bien, unos hacen su trabajo, se esfuerzan y logran algunos resultados y otros simplemente deshacen. Estos son, como adivinará el lector por los antecedentes, los de Ciudadanos, los socios de Gobierno del alcalde. La privatización del Fin de Semana Cidiano es último episodio de las crónicas naranjas tras el bochornoso espectáculo de la comisión de investigación del Servicio de Aguas presidida por el propio investigado, de Ciudadanos, concluyendo que nunca tuvo culpa de nada. Ni siquiera del exponencial aumento de las comilonas bajo su mandato que destapó este periódico. 

Suma y sigue. Vaya por delante que va mi nunca me convenció el Fin de Semana Cidiano cuando lo organizaba el PP con los hosteleros. Me pareció un sacacuartos de dudoso retorno con visitas excesivamente subvencionadas a bodegas con muy pocos participantes, competencia desleal al comercio local, y mucho más ruido que nueces. Políticamente fue siempre un avispero de favoritismos. Pero hoy la vuelta de tuerca municipal en esta materia es desquiciante. Una vez más un gerifalte de ciudadanos rompe, rasga y subcontrata a los mismos pero por otro lado. Una pierna tapa a otra. Los que iban a levantar las alfombras ahora se aficionan pisar las moquetas. 

Y ya no es posible levantar la reputación de este evento. Cuestionado con el anterior equipo de Gobierno y hoy entregado a la oficina de externalizaciones que antes fue una sociedad de promoción de Burgos, capitaneada por el concejal más cuestionado del Ayuntamiento y, con todo, con carta blanca, siempre, del alcalde. Mal pronóstico. El Fin de Semana Cidiano arderá en la hoguera de las vanidades. Lástima por las gentes que colaboran de buena fe, vistiendo ropas medievales, llevando a sus hijos a las actividades o participando en el desfile. Lástima por los hosteleros, que pese a los enredos de las anteriores ediciones del Cidiano, no se merecen que se les acuse de comisionistas cuando otros son los subasteros de sus propios quehaceres. Lo peor es que los puentes se quedan rotos. 

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