El Correo de Burgos

Militantes, la política por vocación

Compaginan su trabajo diario en la campaña electoral de sus partidos con su trabajo o sus estudios. Aguantan los reproches ante lo hecho por otros y suman ilusión y disposición

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MARTA CASADO
Burgos

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Una mañana más Juan Ortiz acude a las 9 de la mañana. Toca cargar más material de campaña en la furgoneta, cargar la megafonía, comprobar que todo funciona y recorrer las calles mostrando la cercanía de Daniel de la Rosa mientras intenta acumular paciencia para no perder los papeles ante los exaltados, «que los hay». A la misma hora Mercedes Díez abre el local de campaña del PP en la calle Laín Calvo. Han vuelto a tirar huevos. Recoge, junto con sus tres compañeros, pero con una sonrisa. Esa que no le abandona cuando alguien entra frunciendo el ceño o grita desde la calle. Pero insiste una y otra vez que «son los pocos, ¡qué se le va a hacer!». Juan intenta templar los ánimos pero «la verdad es que nos dicen de todo, te llevas mal rato porque tú no has hecho nada pero... la gente está mosqueada». Los militantes de los dos grandes partidos viven en primera línea el cabreo de la gente con las grandes formaciones políticas pero también su apoyo y los ánimos que les dan por la calle. Pero ánimo es lo que les sobra.A las 9 de la mañana Diego Izquierdo también empieza su trabajo de campaña. Revisa el correo para dirigir a los diferentes simpatizantes las actividades del día que se preparan en Imagina Burgos. Después toca actualizar la web, colaborar en las estrategias de comunicación y, cuando su trabajo se lo permite, estar en las casetas de información que durante la campaña Imagina colocó en la Plaza Santo Domingo y en la Plaza Roma. Aquí se respetan los murales en blanco donde los ciudadanos aportan sus reflexiones sobre cómo imaginan Burgos. El trabajo en este caso es darse a conocer y recoger propuestas de los vecinos que «sientan que ha llegado el momento de que los ciudadanos recuperen las instituciones», repiten como un mantra. Pero cuesta llegar a parte de la sociedad burgalesa que les indentifica con una radicalidad que poco tiene que ver con su diversidad y hay hasta quien les huye cuando les ven por una ciudad que han recorrido en bicicleta.En la misma labor, barrio a barrio, se encuentra Progresa Burgos que reconoce una de sus integrantes, Miryam Estivariz, que «somos un partido muy  nuevo y nuestro trabajo es darnos a conocer». También es consciente que «hay mucha abstención porque la gente no se fía de los partidos de siempre, a mí me lo dicen en la calle, luego que eso se traduzca en votos ya no lo sé». En UPyD la vinculación de militante y candidato es tan cercana que son los propios integrantes de la lista los que se patean palmo a palmo la ciudad. «Aquí no hay un candidato alejado de la sociedad, están, como nosotros los militantes, respondiendo a los vecinos y dando la cara», señala Carlos Martínez Falcón. Con curiosidad se acercan los burgaleses al stand que Ciudadanos ha ido distribuyendo por la ciudad. Sus afiliados de base se multiplican por momentos y de forma acelerada. En esta situación están Sergio Adán y Julián Ruiz que se implican en el reparto de folletos de una formación en la que confían tanto como en su líder nacional.Todos los partidos movilizan una media de entre 20 y 30 afiliados que trabajan en sus horas libres dando la cara por el partido, sin esperar nada a cambio, defendiendo sus ideales. Es la verdadera política que gana terreno en las distancias cortas porque, como reconocen todos ellos, son ciudadanos que dan un paso al frente. Ven que es el momento de implicarse y defender sus ideales. Un ejemplo que el vagón de cola da a las locomotoras que van a la cabeza. 

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