El Correo de Burgos

LA ESPUELA / JOSÉ IGNACIO DELGADO

"Estaría bien recuperar palabras como por favor, gracias, y sobre todo perdón"

Lleva como primer edil de Caleruega desde el siglo pasado y sigue contando con la confianza de sus vecinos. Funcionario de prisiones, se alegra de que la cárcel se llene de corruptos pero reivindica un respeto a los políticos que trabajan por amor a su pueblo.

José Ignacio Delgado-L. VELÁZQUEZ

José Ignacio Delgado-L. VELÁZQUEZ

Publicado por
L. V.
Burgos

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Pregunta- Vive usted en uno de esos pueblos de postal.

Respuesta- La verdad es que sí, uno vive aquí muy bien.

P.- En una época en la que la política está denostada cuesta hacer creer que hay gente que hace esto por amor a su pueblo.

R.- Pues es verdad, aquí a excepción de plenos y gastos no se cobra nada y a lo mejor tendría que hacerse como ocurre en Francia que está regulado por ley. Sea poco o mucho no tiene sentido pero bueno tampoco me va la vida en ello.

P.- Compagina usted la labor de alcalde con la profesión de funcionario de prisiones. Casi nada. ¿Qué piensa cuando ve a algún político entre rejas?

R.- Satisfacción. Sobre todo en algunos casos pienso que por fin ha llegado su día.

P.- ¿Se roba más ahora que antes o es que se pilla más?

R.- Se pilla más ahora. Creo que ha habido mucha sensación de impunidad pero también es verdad que hay muchos políticos que se dedican a sus pueblos, en lugar de a lo suyo.

P.- Usted es uno de esos pocos que en lugar de llevarse dan. En su participación en el concurso de `Atrapa un millón´ ganó 30.000 euros de los cuales donó 15.000 al Ayuntamiento de Caleruega.

R.- Doné la mitad del premio porque por ley la otra mitad era de mi mujer. Sin impuestos, al final se quedaron en 9.900 euros con los que arreglamos la pista deportiva que inauguramos en verano y que está preciosa.

P.- ¿Qué le dijo su mujer?

R.- ¡Pues qué me va a decir, que está hasta los mismísimos! (ríe). Por suerte me conoce y aunque el dinero siempre viene bien, somos una familia muy normal.

P.- ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser alcalde?

R.- Lo mejor es la satisfacción de ver como tu pueblo avanza y mejora. Es algo del día a día que requiere mucho esfuerzo pero que merece la pena como la carretera a Clunia, que por fin se ha hecho, o el desvío a Baños, donde hemos puesto nuestro granito de arena. La verdad es que en un tiempo en el que imperan los talibanes de la piedra puedo presumir de vivir en un pueblo muy bonito. Sin duda también hay sinsabores, el que más duele es cuando un vecino no te comprende y ve en tus acciones un ataque personal. Es injusto.

P.- ¿Qué le falta?

R.- Una panadería. Regalamos el terreno pero no hay manera. Son esas contradicciones de la crisis. Antes teníamos dos y funcionaban pero nadie parece interesado. Da que pensar.

P.- El polígono abrirá nuevas opciones.

R.- Seguro y contribuirá a asentar población, algo muy importante en esta provincia. Estamos en los 495 habitantes, a ver si aumentamos porque eso es futuro.

P.- ¿Cómo se metió en el mundo de la política?

R.- Es curioso. Me metí por no ir a la mili porque entonces te reenganchabas y esas cosas hasta que llegó Aznar y dijo lo que todos pensábamos, que era una pérdida de tiempo. Ahora con el tiempo (17 años como alcalde), puedo decir que la mili me está costando (ríe).

P.- Si pudiera enviar un tuit a su yo de 17 años, ¿qué consejo le daría?

R.- No se te ocurra meterte en política, ¡so atontao!

P.- Acabamos de terminar carnavales. ¿Es de esos que se disfraza?

R.- Con hijos no me queda más remedio (ríe). Este año ha tocado de drácula.

P.- ¿De qué se disfrazaría para que Fomento le hiciese caso con la A-11?

R.- ¡De lo que fuera!

P.- Si pudiese tener un poder sobrenatural, ¿Cuál elegiría?

R.- La invisibilidad, así podría meterme sin ser visto en los consejos de ministros o en el despacho de algún consejero.

P.- Ahora que en el ámbito nacional se está cociendo un pacto, ¿qué cree que puede pasar?

R.- Espero que impere el sentido común y la sensatez y tanto unos como otros dejen a un lado el partidismo. Hay que tener miras y ser generosos. Desde luego la solución no pasa por excluir a nadie porque nadie tiene el don divino de la sabiduría.

P.- Entre tanta monja y tanto cura, ¿uno no se anima a vestir santos?

R.- Pues ya me he vestido de obispo con la representación del Privilegio…

P.- ¿Qué quería ser de pequeño?

R.- Yo quería ser futbolista, astronauta o juez y al final acabé como alcalde como mi bisabuelo. No está mal.

P.- Dígame su principal virtud y su principal defecto.

R.- Virtudes creo que tengo pocas, soy constante y perseverante y no tolero las injusticias y eso muchas veces resta a la familia y no termina de compensar. Ese podría ser también mi principal defecto.

P.- Porque cuando termina de trabajar en la cárcel, ejerce como alcalde y desempaña su labor como procurador en las Cortes de Castilla y León, ¿Qué hace?

R.- De todo, he hecho cruceros con gente del pueblo porque lo paso muy bien, toco la trompeta y el violín en la escuela de música y en Las Corrales canto. Los políticos somos muy cantantes.

P.- ¿Cuál ha sido para usted el mejor invento?

R.- La televisión o el teléfono, todo lo que sea comunicar, pero comunicarnos bien, sin atropellos y sin estos abusos que se están produciendo en las redes sociales. Los niños tienen a su alcance herramientas que pueden hacer mucho daño y no terminan de entender el riesgo. En este sentido creo que sería importante recuperar valores que llevan mucho tiempo en entredicho como el respeto a la autoridad y a los profesores. Estaría bien recuperar palabras como por favor, gracias y sobre todo perdón.

P.- ¿Es de caña o de vino?

R.- Soy de caña pero el vino me gusta para comer.

P.- ¿Qué consejos le da a sus hijos?

R.- Que sean buenas personas; es lo más importante porque al final la vida es muy corta. No merece la pena tener tanto coche ni tanto lujo. Hay que vivir dignamente y si podemos dejar buen recuerdo mejor.

P.- ¿Cómo le gustaría que le recordasen?

R.- Me gustaría que dijeran, no era tan malo como parecía. (Sonríe).

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