Divinos bocados
El Monasterio de San Pedro de Cardeña acoge hasta el próximo 22 de diciembre un mercado que reúne dulces elaborados en 21 conventos de todo el país y más allá. El bizcocho de las concepcionistas de Osuna y los turrones, con 20 variedades distintas, destacan entre la oferta

El mercadillo permanecerá en San Pedro de Cardeña hasta el 22 de diciembre y desde el 19 hasta esa misma fecha se replicará también en la parroquia de la Anunciación de la capital.
A gloria han de saber a la fuerza los divinos bocados que tientan incluso a los menos golosos en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. El ilustre cenobio burgalés suma estos días a sus múltiples atractivos un delicioso reclamo. Y es que hasta el próximo 22 de diciembre (de 11 a 13.30 y de 16.30 a 18.30 horas) acoge el ya tradicional mercado de dulces elaborados en conventos de todo el país (y más allá).
Impulsada por la Fundación DeClausura, la iniciativa reúne propuestas de hasta 21 comunidades de 13 provincias de España y su objetivo principal es "solidario". "Les ayudamos facilitando la venta de sus productos y además acercamos un valioso patrimonio gastronómico con numerosas recetas, algunas conservadas durante siglos y otras más actuales, que materializan nuestra riqueza cultural y creativa en una gran diversidad de elaboraciones que parten de sencillos ingredientes", explica Cecilia Cózar, promotora de esta acción.
Porque, en esencia, "la harina, el azúcar, la almendra y el huevo" son el alma de "perrunillas, amarguillos, sultanas, cocadas, glorias, panelletes, empiñonadas, guijarros, cagajones, chulapillas, cordiales, mojicones...", enumera.
La cita se duplicará en su recta final y también acercará sus caprichos a la capital. La parroquia de la Anunciación albergará este mercado del 19 al 22 de diciembre, de 11 a 13.30 y de 17.30 a 20.30 horas.

Fray Jose Luis junto al mostrador que reúne distintas variedades de dulces monacales llegados de toda España.
Y allí también podrán adquirirse los productos mencionados por Cózar y otros tantos, de entre los que la responsable del evento destaca por ser el "más especial" el bizcocho marroquí que las concepcionistas de Osuna elaboran a partir de las indicaciones del siglo XVII. "Guarda, además, vinculación con Burgos, pues la receta se salvó gracias a una monja nacida en la provincia, sor Pilar, la última residente del convento de las concepcionistas de Écija cuando cerró en 2014. Se trasladó entonces a Osuna y enseñó a sus nuevas compañeras la preparación", detalla.
Junto a estas piezas casi de museo gastronómico, la estrella del mercado navideño es el turrón. Una sorprendente variedad de hasta 20 gustos distintos llegados de 8 comunidades hará las delicias de los devotos de los postres festivos, que podrán elegir entre "los clásicos turrón duro (de Alicante), blando (de Jijona), semiduro, de yema, crujiente, negro, blanco, de ron, de trufa, de fruta, de coco, pistachos, de café, de nata, trufado, de guirlache, de praliné, de hojaldre con chocolate, de avellana con chocolate y el turrón de la abuela".
Llama la atención también la responsable del evento sobre la presencia de alfajores, "asociados a la Navidad en el norte del país, pero consumidos durante todo el año en Andalucía", precisa. "Sus orígenes se remontan al siglo X y sirvió de base para el posterior desarrollo del mazapán y el turrón", aclara.
Completan el extenso catálogo de productos las tradicionales yemas, trufas (de chocolate, de ron, de coco), castañas de Navidad, mazapán (figuritas, caprichos, de Toledo, en tarta, forma de pez y anguila), cachitos, espirales, cocadas, bombones, cuadraditos, hojalmendras, polvorones, mantecados, glorias, rosquillas, pastas (de nata, de té, de avena, de naranja, de limón, de chocolate, de queso, de la abuela, con cabello de ángel, de almendra, de avellana, coñac), guijarros de San José, almendras, panettone, morenitos, magdalenas, tabletas de chocolate, bizcochos de toda la vida y hasta ocho tipos de mermeladas.

Bandeja con un surtido de dulces navideños.
Da fe tal listado del tesón y el trabajo de congregaciones diversas, cuyo dulce espíritu trasciende su clausura escogida para reunirse estos días en tierras burgalesas, hasta donde se ha trasladado el arte culinario de las carmelitas descalzas de Úbeda (Jaén), las clarisas de Marchena (Sevilla), las concepcionistas de Osuna (Sevilla), las jerónimas de Garrovillas (Cáceres), las clarisas de Montijo (Badajoz) y las de Villarubia de los Ojos (Ciudad Real), las comendadoras de Santiago de Toledo, las franciscanas de T.O.R. de Toledo, las jerónimas de Toral de los Guzmanes (León), las cistercienses de Tulebras (Navarra), las concepcionistas del convento de la Concepción de Valladolid, las carmelitas descalzas y las clarisas de Carrión de los Condes (Palencia), las clarisas de Calabazanos (Palencia), de Castrojeriz y de Vivar del Cid, las cistercienses de Villamayor (Burgos), las mercedarias de Noja (Cantabria), las carmelitas descalzas de Maluenda (Zaragoza), las carmelitas de la Antigua Observancia de Huesca (Huesca) y, llegadas de lejos, de Juja, en Kenia.