El Correo de Burgos

Poco carbón y muchos regalos de los Reyes Magos en Burgos

Melchor, Gaspar y Baltasar cumplen lo prometido durante la Cabalgata y provocan saltos de alegría entre los más pequeños

Vera de Izan, el Día de Reyes, abriendo sus regalos.

Vera e Izan, el Día de Reyes, abriendo sus regalos.ECB

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De la preocupación a la pataleta. Y de ahí a la ilusión desbordante, como la de cualquier chaval, en el Día de Reyes. Demasiadas emociones, en menos de 24 horas, para Vera (4 años). Primero en la Cabalgata de Burgos, a la que acudió junto a su madre Sara, su hermano Izan (9) y algún que otro amigo del barrio. Resulta que el carbonero tenía su nombre -y los apellidos- apuntado en la lista negra. Menudo disgusto se llevó la pobre.

Le costó dormirse horrores. Por los nervios, al igual que su tato. Afortunadamente, ni rastro de carbón cuando se despertó a las 8 y media de la mañana, expectante, y comprobó que los Reyes Magos habían dejado unos cuantos regalos. De repente, una breve rabieta nada más abrir el primer paquete. ¿Un peluche de Bingo? ¡Ella quería el de Bluey!

Sus Majestades, que todo lo ven y todo lo saben, se habían guardado un as en la manga. Ahí estaba Bluey, la cachorra que tanto gusta a los niños gracias a su exitosa serie de televisión. Y encima con música. ¿Se puede pedir más? Ya que estamos, un conejo mágico de Pets Alive, un proyector para dibujar -a Bluey y compañía, por supuesto-, unas pegatinas faciales mágicas... «Es el mejor día de mi vida», confesaba la pequeña, aún con legañas, más contenta que unas pascuas.

Tampoco podía quejarse Izan. Todo lo contrario. Alucinó nada más ver una batería electrónica, su instrumento favorito. Y con cascos para no dar guerra a los vecinos; es lo que tiene vivir en un piso. Aparte, los Reyes le regalaron un balón del Burgos CF, un muñeco de Vinicius y la equipación del AC Milan con el nombre de Rafael Leão a la espalda. Había pedido la de Cole Palmer, del Chelsea. Pero oye, ni tan mal.

En cinco minutos, daba la impresión de que un terremoto había arrasado el salón. Papeles por aquí, por allá... Envoltorios de plástico, cajas de cartón... Menuda tarea para los padres a la hora de reciclar, pero es lo que hay y compensa ver la cara de los enanos en un día tan especial.

Tal y como prometieron Melchor, Gaspar y Baltasar, los niños de Burgos recibieron sus regalos. Pero ojo, porque deben portarse bien a lo largo de todo el año para no quedarse sin carbón en la próxima visita. ¿Cumplirán su promesa? Esperemos que así sea. Por la cuenta que les trae.

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