«Esta noche es especial, pero no podemos olvidarnos de los niños que sufren por la guerra»
Los Reyes Magos se dan un baño de masas en la Cabalgata de Burgos, «el mejor momento de su nuestro viaje por el mundo». «Tenéis que ser obedientes, hacer la tarea sin protestar y escuchar con atención a vuestros padres»

Baltasar, Gaspar y Melchor, en la Cabalgata de Burgos 2025.
Hacía un frío que pela, para no variar, y cayeron unas cuantas gotas durante el recorrido. Aún así, los Reyes Magos dejaron claro que Burgos sigue siendo, si no la que más, una de sus ciudades favoritas. Daba gusto verles, sobre sus carrozas, saludando a los miles de niños y adultos que se encontraban a su paso, desde la avenida de los Derechos Humanos hasta la plaza de Mío Cid, mientras sus pajes y el resto de la comitiva repartían caramelos por doquier.
«Muchas gracias por este cariñoso recibimiento», confesaba Melchor, emocionado, desde el balcón del Teatro Principal después de la tradicional adoración al Niño Jesús amenizada por la agrupación de Danzantes de Burgos. «En las cartas nos decís que habéis sido buenos, que os habéis portado bien. Por eso venimos cargados con vuestros regalos», prosiguió mientras advertía que «no hemos podido traer todo lo que pedís, pero hay otros regalos que no están en vuestras cartas y seguro que os harán mucha ilusión».
Pese a ser consciente de lo «especial» que resulta esta noche para los más pequeños de la casa, el mítico rey de barba cana tuvo unas palabras de aliento para quienes peor lo están pasando en estos momentos. «No podemos olvidarnos de los niños que también hemos visitado y que están sufriendo por la guerra y la pobreza», subrayó. Por otra parte, hizo un llamamiento a quienes han pedido mascotas este año para «cuidarlas con mucho cariño» porque «se van a convertir en parte de vuestra familia».
Siguiendo el tradicional orden de intervenciones, Gaspar tomó la palabra para confesar públicamente que «llegar a Burgos es para nosotros, que venimos de tierras lejanas, el mejor momento de nuestro viaje por el mundo». Se tuvo que abrigar más de la cuenta, al igual que Melchor y Baltasar, porque el invierno es crudo por estos lares. «A veces llueve, a veces nieva, pero siempre hace frío», afirmó antes de tranquilizar a los más inquietos al manifestar que los niños burgaleses, los «mejores», siempre ganan por «goleada» a la hora de recibir regalos.

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«¿Vais a volver a ser los mejores?». La respuesta estaba cantada. Aun así, Gaspar recordó que «siempre hay alguna cosa que mejorar» mientras ponía «algo de tarea» a los niños y niñas que escuchaban expectantes su alocución. «Tenéis que ser obedientes, hacer la tarea sin protestar, hacer caso a los profesores, ayudar a vuestros hermanos, escuchar con atención todo lo que dicen vuestros padres, quererles mucho y decírselo todos los días». ¿Tomarían buena nota los chavales? De entrada seguro, aunque habrá que verlo.
Llegó el turno de Baltasar, que siempre arrasa. Guiado por la Estrella de Navidad junto a sus dos inseparables compañeros de viaje, se alegró de volver a esa «ciudad abierta y acogedora que tan bien conocemos». «Sois afortunados, porque el calor y el amor de vuestra familia os abraza», aseveró con la firme intención de encomendarse a «aquellas familias que no pueden disfrutar de la felicidad que hoy vemos en vuestras caras».
Al igual que Gaspar, que horas antes ya había instado a los niños a que les dejen trabajar yéndose pronto a dormir, Baltasar preguntó a viva voz: «¿Esta noche vais a ir a la cama pronto?». El 'sí' se escuchó de lleno, pero pidió que sonase «más fuerte» por si las moscas.
Casi se les olvida, pero Baltasar tuvo a bien lanzar la clásica petición de la Noche de Reyes: «Algo al lado de la ventana para que los camellos puedan beber y comer porque el camino ha sido largo». No hacía falta que lo dijese, pero se daba por sentado que, ya de paso, lo suyo es dejar un tentempié a Sus Majestades para que repongan fuerzas.

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Despidiéndose a lo grande con una espectacular lluvia de confeti y cientos de aplausos, Melchor, Gaspar y Baltasar se pusieron en marcha para repartir millones de regalos por todo el mundo. La Cabalgata, como siempre, fue todo un éxito gracias a la participación de las peñas, con sus impresionantes carrozas, y el derroche de talento desplegado por las compañías Aerosculpture, Remue Menage y Marionetas SA; los clubes de patinaje artístico Slide y Ciudad de Burgos, Batucada Batubalán, BurgoSalsón y Ronco Teatro, que volvió a brillar con sus aparentemente maléficos pero entrañables duendes carboneros.
Ni el gélido viento burgalés ni los amagos de lluvia empañaron este mágico y multitudinario evento. No cabe duda de que Sus Majestades hicieron de las suyas para evitar esa tormenta que tanto preocupaba a más de uno. También en Aranda de Duero, Miranda de Ebro y otros municipios de la provincia. Al final, todo salió a pedir de boca y los niños, protagonistas indiscutibles de esta gran noche, regresaban a sus casas con una sonrisa infinita.