El Correo de Burgos

Llegan a Burgos las multas falsas en coches para robar datos personales

La Policía confirma que se trata de un «intento de estafa» mediante ‘phishing’, aunque por ahora no se han interpuesto denuncias. El timo se originó en Argentina y no tardó en llegar a España

Multa falsa depositada en coches aparcados en Burgos.

Multa falsa depositada en coches aparcados en Burgos.

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La estafa lleva meses circulando por distintas ciudades del país, pero no se tenía constancia de que hubiese llegado a Burgos. Hasta ahora. A finales del mes pasado, se viralizó por WhatsApp la aparición de multas falsas en los parabrisas de vehículos estacionados. Sin distintivo del Ayuntamiento o de la Policía Local, tan solo un código QR para ver a cuánto asciende la sanción.

Obviamente, se trata de un timo en toda regla. La Policía Nacional ya está al tanto de que se han divisado estos papeles en diferentes puntos de la ciudad, aunque por ahora no se han interpuesto denuncias. Quizá sea porque la ‘multa’ en cuestión resulta sospechosa desde el minuto uno, empezando por los errores ortográficos: «Usted se estaciono mal (sic)».

«Evidentemente, es un intento de estafa y pesca de datos (phishing)», confirman fuentes policiales consultadas por este periódico antes de advertir que «ninguna Policía comunica infracciones de esta manera». Aun así, por muy burdo que parezca, siempre hay alguien susceptibles de caer en la trampa y exponerse al robo de sus datos personales y bancarios.

Escanear el código QR, aunque sea por realizar una somera comprobación, ya es un riesgo en sí mismo. Básicamente, porque la página web a la que nos dirige contiene software malicioso capaz de acceder a información sensible y, en el peor de los casos, dejar a una persona en números rojos si aporta datos personales creyendo que navega por un sitio de confianza. Conviene, por lo tanto, que «la gente tenga cuidado» y no se fíe lo más mínimo de cualquier mensaje -ya sea por correo electrónico, SMS o junto a su coche- instando a pagar una multa. Si el aviso no llega a través de cauces oficiales y fiables, todo apunta a que la Policía Local, los controladores de la ORADirección General de Tráfico (DGT) o la Agencia Tributaria nada tienen que ver aunque en ocasiones se utilice su nombre para perpetrar el delito.

Sobre esta estafa en cuestión, se sabe que su origen se sitúa en Salta (Argentina). Lo corroboró, de hecho, el Ministerio Público Fiscal de dicha provincia el pasado mes de noviembre, tal y como recogen varios medios del país. Estas multas falsas, siempre con el mismo diseño y faltas de ortografía, no tardaron en extenderse a otros países cercanos como Uruguay, Paraguay u Honduras mientras cruzaban el charco para intentar pescar incautos en España.

Si algo tiene la ciberdelincuencia es que no entiende de fronteras. Quienes depositan estos avisos fraudulentos de infracción son peones que trabajan sobre el terreno, pero quienes realmente manejan el cotarro seguramente se encuentren a cientos o miles de kilómetros de distancia. Lo que está claro, y así lo manifiestan las fuerzas y cuerpos de Seguridad cada dos por tres, es que las estafas a través de internet no dejan de crecer y conviene permanecer alerta en todo momento.

Con los datos más recientes en la mano, que abarcan hasta el tercer trimestre de 2024, se observa que casi el 90% de los ciberdelitos cometidos en Burgos entre enero y septiembre estuvieron directamente relacionados con estafas informáticas. En total, se denunciaron 2.229 ilícitos de esta naturaleza. La buena noticia, eso sí, es que disminuyeron un 4,5%. La primera caída porcentual en mucho tiempo.

Sin duda, la pandemia marcó un importante punto de inflexión para los ladrones de guante blanco que operan a través de las pantallas. De acuerdo a las estadísticas facilitadas por el Ministerio del Interior, Burgos registró 1.380 denuncias por fraude informático en 2019. Al año siguiente, la cifra se disparó hasta 2.117, un 53% más.

Ya en 2021, se produjo un ligero descenso del 1,6%. Pero resultó ser un espejismo, ya que en 2022 se contabilizaron más de 2.500 casos y un año después se alcanzó la friolera de 3.205. Así pues, si comparamos este último ejercicio de referencia con 2019, podemos comprobar que las estafas informáticas crecieron en la provincia nada más y nada menos que un 132%.

No es de extrañar, dadas las circunstancias, que la Policía Nacional y la Guardia Civil aprovechen cualquier altavoz para advertir, una y otra vez, de los riesgos que entraña fiarse de cualquier anuncio, aviso o comunicación recibida a través de redes sociales. Toda precaución es poca y, ante la duda, siempre conviene acudir a los canales oficiales para comprobar si nos están intentando timar.

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