El Correo de Burgos

Riqueza natural y patrimonial de norte a sur

Burgos acumula atractivos por doquier. La belleza asalta al visitante en cada rincón de sus 368 pequeños municipios, sean lindos oficiosos o bonitos con certificado. Sus históricas piedras y paisajes asombrosos se confabulan para ofrecer mil y una oportunidades de disfrute. 

Históricas piedras y parajes cautivadores dan forma a la provincia.

Históricas piedras y parajes cautivadores dan forma a la provincia.TOMÁS ALONSO

Burgos

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Burgos emana riqueza, no hay debate. Su patrimonio natural e histórico es tan vasto y tan diverso que depara disfrute en cada rincón. Para todos los gustos, para todos los intereses, para todos los visitantes que se lancen a descubrir los tesoros que la provincia acumula. Burgos, Origen y Destino, es la marca bajo la que se promociona el incomparable potencial turístico de la provincia, que es fácilmente visible en página web turismoburgos.org.

Si bien de los 368 pequeños municipios que la pueblan lindos oficiosos hay a decenas, solo media docena tiene el título que los ubica en un listado oficial a la que, cabe aclarar, podrían sumarse el resto, sin excepción. Pero la competencia es dura y por el momento son seis los que cuentan con el certificado oficial que entrega la Asociación Los Pueblos Más Bonitos de España, impulsora de este sello de calidad que se ha consolidado como «referente nacional e internacional de prestigio en turismo rural y conservación de patrimonio», según presume en su propia página web.

Y como cualquier excusa es buena, su ubicación -pues salpican el conjunto del territorio- permite en sí misma configurar un plan para empaparse del atractivo burgalés, de norte a sur, de este a oeste. Reserven unos días, por aquello de gozar con calma y sin prisas, y ajusten los cinturones. Arranca la ruta de la belleza.

En Frías comenzó todo y, por extensión, este recorrido. La ciudad más pequeña de España sumaba a tan singular reconocimiento -otorgado por el rey Juan II de Castilla en el año 1435- el de primer Pueblo Bonito de Burgos allá por 2014.

El mencionado dato histórico evidencia la importancia estratégica que tuvo la localidad desde la época romana. Fe de ello dan su puente y la espectacular fortaleza que corona el cerro de La Muela y dibuja en el horizonte su majestuosa silueta. Ubicada en la comarca de Las Merindades, a los pies de los Montes Obarenes y a unos 80 kilómetros de la capital, de aquel esplendor medieval que la coronó bebe el conjunto histórico artístico de Frías, declarado Bien de Interés Cultural en 2005. El Castillo de los Velasco, la iglesia de San Vicente, el convento de San Francisco, el de Santa María de Vadillo o la iglesia de San Vitores son algunos de los atractivos de un enclave en el que destacan además, y especialmente, sus casas colgantes: viviendas de toba y madera construidas sobre la roca que están unidas para aprovechar mejor el espacio.

Menos de una hora de trayecto por la N-629, sin abandonar la comarca, aguarda para recalar en el segundo destino de esta senda de pueblos bonitos: Puentedey. Recibía su ‘diploma’ en 2022 y elevaba así el caché turístico que ya tenía este municipio cincelado con maestría por el río Nela. Obra suya es el puente de piedra, fotografía obligada y principal tesoro (no en vano su origen ‘divino’ da nombre al lugar), sobre la que se asienta el pueblo al que otrora resguardaron murallas medievales. De su casco urbano sobresalen casas solariegas, la iglesia de San Pelayo y el palacio de los Brizuela, levantado entre los siglos XV y XVI sobre el propio puente natural.

En ruta de nuevo, casi dos horas en esta ocasión, la AP-1 conduce hacia tierras de páramos, comarca de Odra-Pisuerga. Allí se levanta el, hasta el momento, último Pueblo Bonito de la provincia. Castrojeriz estrenaba el cartel en cuestión en julio y ya en ese momento, apenas unos meses después de conocerse el reconocimiento, su regidora afirmaba haber notado los efectos de la designación. ¿Los méritos? Para verlos, por supuesto. BIC desde 2011 esta villa se sitúa en pleno Camino de Santiago y ofrece entre otros encantos un rico patrimonio: las ruinas del Monasterio de San Antón, cuyo arco da la bienvenida a los peregrinos, cautivados por la magia del lugar, los restos del palacio gótico de los Condes de Castro o la iglesia -que llegó a ser colegiata- de la Virgen del Manzano, que se sitúa a los pies del cerro en el que se halla el castillo de la localidad y alberga el Museo de Arte Sacro.

Próxima parada, a 50 minutos por las autovías A-231 y A-1: la villa ducal de Lerma. Pueblo bonito de toda la vida, recibía el título que lo acredita en 2018 y refrendaba el orgullo de los naturales de un lugar que se eleva junto al Arlanza, gracias en gran medida a su pasado señorial, capricho de Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma y valido de Felipe II. De su origen como corte de recreo conserva -además de la Fiesta Barroca que lo rememora- el Palacio reconvertido en Parador Nacional de Turismo, la Colegiata, cinco conventos, su plaza mayor, el mirador de los arcos... que conviven con la herencia medieval, de la que destacan el Arco de la Cárcel y el puente. Su calendario de eventos culturales en tan vasto como su riqueza enológica y gastronómica, siendo cuna del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arlanza.

Apenas veinte minutos ‘aguas arriba’ -por la BU-904 separan este noble enclave de su preciosa hermana, Covarrubias, también entronizada en 2016.

Un dato basta para comprenderlo: reúne en su coqueto casco histórico hasta siete monumentos clasificados como BIC, desde el Torreón de Doña Urraca, la excolegiata de San Cosme y San Damián, la muralla, el Archivo del Adelantamiento... Pero además, declarada Conjunto Histórico Artístico Nacional en 1965, las calles de la villa rachela -de llamativa efervescencia cultural para su tamaño, por cierto- conservan cuidados ejemplos de la arquitectura típica de la zona, que combina piedra, madera y adobe.

Caleruega se halla a 50 kilómetros, por la BU-901 y la BU-910. En poco más de media hora culmina la ruta de la belleza que desglosan estas líneas. 2016 fue el año que la elevó al listado elaborado por la Asociación Los Pueblos Más Bonitos de España. Refugio ribereño con historia y tirón, la localidad ofrece, además de sus lagares y la ruta natural de Las Loberas, un magnífico conjunto monumental, bendecido por Santo Domingo de Guzmán, burgalés ilustre y fundador de la orden de los ‘dominicos’. El Real Monasterio de Santo Domingo de Guzmán (siglo XIII), el convento de los Padres Dominicos con el Torreón de los Guzmanes y la iglesia parroquial de San Sebastián son algunos ejemplos que hacen de la localidad un referente turístico de primer orden en la provincia. 

He aquí una ruta bonita por definición, pero hay más y otros tantos planes y experiencias inolvidables: cascadas, yacimientos, museos de todo tipo (incluso la escultura más grande del mundo), sendas, destinos singulares (Sad Hill, Paleolítico Vivo, el Geoparque de las Loras...). Todos -y más- aguardan su turno, como origen y destino, en la página web turismoburgos.org.

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