Las exmonjas de Belorado bajan el tono, pero reafirman su doctrina contra las «herejías» en el Vaticano

Las monjas okupas de Belorado han decidido celebrar el primer aniversario de su sonada ruptura con la Iglesia lanzando una nueva edición de su denominado Manifiesto Católico. Sin cambio alguno en su ideario, pero reduciendo el número de páginas para dejar atrás la surrealista alianza con el falso obispo Pablo de Rojas y el 'cura barman' José Ceacero, promotores de la Pía Unión. 

En esta versión 2.0, las exclarisas rebajan el tono. «Había un acuerdo en el contenido pero no en las formas, que eran demasiado duras», asegura su responsable de prensa, Francisco Canals, tras recordar que el documento fue redactado por Ceacero, llevando «el peso de la parte teológica», y De Rojas en lo que a «derecho canónico se refiere». 

Treinta páginas menos, en definitiva, para reafirmar la postura adoptada ofreciendo un texto «más ágil y ameno». En este sentido, Canals precisa que «las hermanas eliminan todo lo redundante, rígido e innecesario» para hacer hincapié en lo «sustancial». 

«La versión anterior contenía expresiones demasiado rígidas y reiterativas con las que las hermanas no se identifican en cuanto a su manera de expresarse», enfatiza el jefe de prensa de las monjas rebeldes mientras deja claro que la «desvinculación» con la Iglesia Conciliar, heredera del Concilio Vaticano II, es irreversible. 

A grandes rasgos, el Manifiesto Católico de las exreligiosas denuncia la «usurpación» de la Cátedra de San Pedro, desde Juan XXIII hasta el recientemente fallecido Francisco. No hay papa que se libre al considerar que todas las elecciones sucesivas son «inválidas» de acuerdo a lo establecido en el Código de Derecho Canónico de 1917. Solo se aceptan, por lo tanto, las reglas vigentes anteriores al año 58 y se rechaza de pleno tanto el Pontifical Romano como la forma nueva de dar misa introducida por Pablo VI en 1969. 

Tampoco dejan títere con cabeza a la hora de señalar las «herejías» que a su juicio se llevan cometiendo en Roma desde la muerte de Pío XII ni las críticas a quienes se han «desviado de la Fe Católica». Además, se invoca a la Virgen María pidiendo su intercesión y protección para hacer frente a «la gran confusión que ha producido la apostasía del Latrocinio Vaticano». 

Según lo previsto, el documento «será dotado de mayor formalidad durante los próximos días mediante la firma de las hermanas» y otras serie de acciones aún por concretar. Mientras tanto, Canals asegura que «las monjas siguen más activas que nunca» y que «nadie las va a parar» porque «llevan grabado el gen de la emprendeduría (sic) en la sangre y disfrutan de una inquietud que es innata».