El Correo de Burgos

La Asociación de Personas con Discapacidad de Aranda exige una ciudad accesible para todos

El colectivo suspende al nuevo equipo de gobierno de Sentir Aranda

Imagen de la Glorieta Rosales

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Aranda

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Cumplidos los primeros seis meses del gobierno de Sentir Aranda, la Asociación de Discapacitados Físicos de Aranda y la Ribera (Disfar) advierte: “Si en un principio esta asociación se ilusionó con el cambio producido, pensando que la situación en Aranda iba a cambiar, poco a poco hemos ido viendo que la actuación del nuevo alcalde y ediles es una continuación del anterior Gobierno”. “Si hubiera que dar una calificación sobre la actuación del nuevo gobierno municipal diríamos que no progresa adecuadamente y su nota hasta la fecha en materia de accesibilidad merece un muy deficiente”.

En su opinión Aranda de Duero sigue siendo una ciudad poco accesible. Disfar pone como ejemplo las terrazas de bares y restaurantes. “Si en un primer momento, ante la resolución del Procurador del Común, se empezó a tomar conciencia de que las terrazas debían asegurar el itinerario peatonal accesible y cumplir con el resto de la ordenanza, poco a poco, muchas de ellas se han vuelto a hacer dueñas de la calle sin que desde el Ayuntamiento se obligue a los infractores al cumplimiento de la normativa”, lamentan convencidos de que “a ciertos propietarios de terrazas se les está dejando incumplir la Ordenanza con el beneplácito municipal”. “No entendemos esta discriminación que perjudica seriamente a las personas con discapacidad”, añaden.

El colectivo extiende su preocupación a las barreras arquitectónicas, el mobiliario en mal estado, las aceras con baldosas rotas y los comercios que “invaden con sus mercancías el itinerario peatonal accesible e incluso exponen sus productos en el pavimento táctil direccional con entera impunidad”. También pone el acento en las plazas de aparcamiento que están reservadas a las personas con movilidad reducida y que muchas veces son ocupadas “por personas particulares, vehículos comerciales de carga y descarga, incluso por vehículos oficiales sin disponer de la correspondiente autorización”. “Desde la asociación sentimos la falta de sensibilidad de nuestras autoridades ante este problema producido por personas totalmente insolidarias y por la pasividad del responsable de esta área”, reprochan.

Las grandes obras de la ciudad, insisten, no están cumpliendo la normativa vigente en materia de accesibilidad. “Queremos hacer llegar a la opinión pública que tanto técnicos como el edil de Obras, o no saben o no se quieren enterar de la situación que existe en las obras que se producen: no ha habido ni hay una obra en la vía pública que cumpla con la normativa citada”, recriminan molestos porque “las obras están impidiendo la libre circulación a personas con discapacidad”.

A falta de confirmar si se ha llevado a cabo la recepción oficial de la obra, Disfar insiste en que la rehabilitación de la Glorieta Rosales tiene deficiencias en accesibilidad como la zona de mesas, que no está compactada debidamente; pendientes superiores al 10% permitido, y señalizaciones de pavimento táctil que pueden ser peligrosas para las personas con discapacidad visual.

En las obras del puente Bigar, continúan, las personas con problemas de movilidad se ven obligadas a dar la vuelta por la rugosidad del pavimento, que hace muy difícil el tránsito de sillas de ruedas, carritos de bebé o andadores. “Desde DISFAR exigimos al Ayuntamiento que empleen en esta actuación de obras la misma celeridad que la utilizada para poner a punto el campo de fútbol Juan Carlos Higuero, y que se utilicen los recursos necesarios y de inmediato para acabar estas obras”, apremian sin olvidar la última gran obra del momento: los Jardines de Don Diego. “Las obras son necesarias, pero existe una normativa para su ejecución. En este caso, como en el puente de Bigar, se está discriminado a las personas con discapacidad visual”.

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