El Correo de Burgos

Fuentelisendo, el primer pueblo de la Ribera del Duero con una ruta turística adaptada para personas sordas

El programa ‘Te Enseño mi pueblo’ cuenta con 59 voluntarios y es único en Europa

Paloma ofrece una ruta adaptada a las personas sordas

Paloma ofrece una ruta adaptada a las personas sordasADRI Ribera

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Aranda

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Se llama Paloma Vidal Domingo y es la responsable de la primera ruta turística en lengua de signos de la Ribera del Duero, dentro del programa ‘Te enseño mi pueblo’ de la asociación ADRI. “Como intérprete en lengua de signos, me pareció una oportunidad muy buena”, asegura. La ruta tiene lugar en Fuentelisendo, el pueblo de su madre, donde Paloma encuentra la paz y pasa casi todo su tiempo libre. “Yo vivo en Burgos, pero siempre que puedo vengo”.

Paloma coordina la ruta junto a su compañera Idoya Barrio. “Ella explica la historia mientras yo utilizo la lengua de signos para las personas sordas”.

En Fuentelisendo recorren los principales atractivos turísticos, como las bodegas, “donde enseñamos un lagar restaurado y explicamos cómo funcionaban, y la Iglesia de San Pedro ad Vincula, que destaca por la particularidad de tener dos pilas bautismales bastante antiguas, junto al retablo y la imagen de la Virgen de los Dolores, que es especialmente bonita”, detalla, sin olvidar la esencia de la ruta: las tres leyendas. “Para conocerlas, lo mejor es venir; pasarán un buen rato”, anima con la mirada puesta en enero, cuando se retome la actividad después de las fiestas navideñas. “Salvo enero, que todavía no tiene fecha asignada, normalmente es el primer fin de semana de cada mes”, señala, agradecida a Luis Martín Domingo y Dominique Montangon, los impulsores de esta ruta tan particular.

Paloma conoce bien el pueblo porque lo ha visto crecer. “Aquí, además, estuve viviendo por motivos laborales y, la verdad, es que se vive bien, pero se echan en falta servicios, sobre todo en atención médica”.

En sus casi ocho años de andadura, el programa ‘Te enseño mi pueblo’ se ha convertido en un recurso de interés para los 30 pueblos que lo forman. “Este proyecto fomenta la participación ciudadana y el conocimiento del patrimonio, con lo que se ayuda a su conservación y a la desestacionalización de la actividad cultural en el medio rural, además de contribuir al mantenimiento de los negocios y la economía rural”, explica el gerente de ADRI Ribera, Héctor Ibáñez.

Lo cierto es que la fórmula funciona. “Los visitantes dan un agradable paseo de unas dos horas de duración, en las que visitan un pueblo que, a lo mejor, creían que no podría enseñarles nada, pero todos se van disfrutando con lo descubierto y con ganas de repetir”, advierte, convencido de que estas rutas ponen en valor los más de 2.000 años de historia de Castilla. “Lo mejor es que lo enseñan los propios vecinos, personas comprometidas y de todas las edades, porque tenemos voluntarios desde los 13 años hasta los 79. Es un lujo”.

El programa ribereño es además único en Europa. “Al principio, muchos dudaban, pero han sido años de trabajo bien hecho, paso a paso, a fuego lento, y lo hemos logrado”, agradece.

Su mérito ha sido reconocido por galardones de prestigio, como el ‘Premio Castilla y León a los valores humanos y sociales’ que otorga la Junta, y que comparte con otras personalidades como Miguel Delibes o La ONCE. “A día de hoy, somos una de las entidades con más voluntarios en el medio rural castellano”, añade el gerente, agradecido también a todos los que han apoyado esta iniciativa, como la asociación de turismo Sodebur o la Fundación Michelin. “Ahora hemos dado un paso importante con la nueva web, RiberadelDueroburgalesa, que hemos desarrollado con la Fundación La Caixa y que aglutina toda la información de las rutas, con horarios y posibilidad de reservar”.

El presidente de ADRI Ribera, Ángel García, destaca el papel de Caixabank. “Ha sabido estar cuando les necesitábamos”.

Una de las principales novedades es el visor geográfico, en el que el usuario encontrará el patrimonio de pueblos al margen de los principales circuitos turísticos. “Los voluntarios han recopilado información sobre bienes industriales, militares, museos o exposiciones; elementos de arquitectura tradicional o civil; patrimonio industrial del vino, como bodegas y lagares con todas sus particularidades; elementos del patrimonio natural; bienes religiosos; así como patrimonio inmaterial en torno a las rutas ‘Te enseño mi pueblo’”.

En cifras globales, el programa ha superado ya las 13.756 visitas desde su puesta en marcha en marzo de 2018. El gasto medio ronda los 12 euros por visitante. “Es importante porque, en muchos casos, eran pueblos que apenas recibían turistas”, concluyen decididos a seguir luchando por el medio rural y por esa España vaciada en la que todavía muchos quieren vivir.

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