El Correo de Burgos

La gran victoria literaria de los enfermos de Alzheimer y sus familias

‘Mami, ¿qué le pasa al abu?’, de Fátima Guerra, se alza con el premio al ‘Mejor libro infantil y juvenil 2023’ de la editorial Círculo Rojo

Fátima Guerra, en la entrega de premios de la editorial Círculo Rojo.

Fátima Guerra, en la entrega de premios de la editorial Círculo Rojo.ECB

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«Hemos ganado, papá». De fondo aplausos, aplausos y más aplausos en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar (Almería) el pasado 29 de septiembre. Gana Fátima Guerra, la autora. También Carmen y Lucas, los ojitos derechos del mejor abuelo del mundo. Y la abuela, que tan mal lo está pasando. Y el resto de la familia. Una victoria compartida, gratificante, pero ciertamente dolorosa. Ganaron todos los enfermos de Alzheimer y sus seres queridos. Porque Mami, ¿qué le pasa al abu? surgió de la necesidad de exponer, entender y afrontar un momento clave: cuando toca explicarle a un niño por qué alguien a quien tanto ama ya no es el de siempre.

Premio Círculo Rojo en la categoría de Mejor libro infantil y juvenil. «Toda una sorpresa», reconoce la hija de Ángel Guerra, antaño alcalde de Aranda de Duero y vicepresidente tercero de la Diputación Provincial de Burgos. Se retiró de la política en febrero de 2022 por «motivos personales». Nadie por aquel entonces, salvo su círculo más íntimo, conocía la verdadera razón de su renuncia. «El Alzheimer es una enfermedad monstruosa», relata Fátima, días después de levantar la estatuilla y dedicarle el triunfo a su padre, haciendo acopio de fuerzas para que no se le quiebre la voz. Cuesta, vaya si cuesta. Bien lo saben quienes han pasado por lo mismo.

Portada de 'Mami, ¿qué le pasa al abu?'.

Portada de 'Mami, ¿qué le pasa al abu?'.

Carmen «no paraba de llorar» cuando los presentadores de la entrega de premio confirmaron al unísono que Mami, ¿qué le pasa al abu? había encandilado al jurado. Lucas, el benjamín, se quedó «muy asombrado». Disfrutó menos tiempo con el abu que su hermana, pero gracias a este cuento ha sido capaz de entender lo que ocurre. 

No era tarea sencilla, pero la «bibliografía inexistente» para abordar esta situación con los peques llevó a Fátima a narrar la historia de su padre «contada desde los ojos de los niños». Ellos lo digieren mejor, bendita inocencia, mientras que para los adultos resulta «más sentimental y más triste». En cualquier caso, la autora atinó de pleno al escribir, a modo de epílogo, que «siempre hay una necesidad de entender qué les está pasando, qué hay dentro de esos cerebros».

La última frase del libro también impacta. «No es lo mismo oír llorar a un bebé que oír llorar a un anciano, pero nuestra respuesta sí es la misma y se llama AMOR». Poco más que añadir a una reflexión que nace del corazón bajo un mar de lágrimas.

«Me duele que la gente me hable a mí y no a mi padre»

Afortunadamente, los Guerra no están solos en esta «lucha continua». La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Burgos (Afabur) les brindó un «respaldo brutal» desde el primer momento. A nivel de cuidados, de atención psicológica y de gestiones administrativas. Se han convertido en parte de la familia y Ángel pasa las mañanas en las mejores manos. Por eso, un porcentaje de las ventas del libro se destinará a la entidad.

Fátima quiere que «se dé visibilidad a esta enfermedad, que no se esconda a los enfermos de Alzheimer». No hay por qué ocultarlo. Lo fundamental es el cariño aunque la paciencia y las fuerzas flaqueen. Lo único que pide la orgullosa hija de Ángel Guerra es comprensión y naturalidad. Y que no se repitan situaciones como que «la gente me hable a mí y no a mi padre» cuando ambos salen de paseo porque «duele», vaya si duele.

Fátima y Ángel Guerra.

Fátima y Ángel Guerra.

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