Cine
De 'Médico de familia' al canibalismo
El escritor y cineasta Manuel Ríos San Martín desveló este domingo en el Museo de la Evolución Humana muchas curiosidades sobre 'La huella del mal', película rodada en Burgos que llegará a las salas de cine el 4 de abril, y algunos entresijos de su carrera profesional

Manuel Ríos San Martín, este domingo durante su charla con Antonio José Mencía en el Museo de la Evolución Humana.
A pesar de llevar más de treinta años haciendo casi de todo en el mundo audiovisual en series como ‘Colegio Mayor’, ‘Médico de familia’, ‘Compañeros’, ‘Menudo es mi padre’ u ‘Operación Barrio Inglés’, Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965) está viviendo con una placentera tensión las semanas anteriores al estreno de su segunda película, ‘La huella del mal’, basada en su propia novela publicada por Planeta en 2019. El próximo 16 de marzo tendrá su ‘premiere’ en la sección oficial -fuera de concurso- de la 28ª edición del Festival del Cine de Málaga y a las salas de cine llegará el viernes 4 de abril.
Este domingo, Ríos San Martín visitó de nuevo el Museo de la Evolución Humana, un lugar que conoce a la perfección. Lo ha visitado en varias ocasiones con su familia y en su salón de actos ha presentado sus tres últimas novelas: ‘La huella del mal’, ‘Donde haya tinieblas’ (2021) y ‘El olor del miedo’ (2023). El verano pasado regresó con sus actores y técnicos para rodar varias secuencias en el MEH del largometraje que en breve estrenará.

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Pero también colocó su cámara en los yacimientos de Atapuerca, el CAREX, Paleolítico Vivo o el desfiladera de la Yecla, por citar algunas de las localizaciones burgalesas del filme. Ayer habló de todo esto y mucho más con el responsable de comunicación del museo burgalés, Antonio José Mencía, en una distendida conversación organizada dentro de la programación de la experiencia de viaje ‘Tras las huellas de Atapuerca’ organizada por la empresa ‘Diodati se mueve’ que estuvo abierta al público.
‘La huella del mal’ narra cómo, durante la visita guiada de un colegio al Centro de Arqueología Experimental (CAREX), unos chavales encuentran el cuerpo de una joven en el lugar donde debería estar la réplica de un enterramiento neandertal. La mujer muerta es Eva Santos, una chica del pueblo cercano de Atapuerca. Su cadáver está desnudo y colocado en posición fetal. Un espeluznante crimen ritual que recuerda a otro ocurrido hace seis años en la misma zona.
El juez, Vázquez de Mella, le asigna el caso a los mismos policías que se encargaron entonces de aquel asesinato: Silvia Guzmán, ahora jefa de equipo, y Daniel Velarde, expolicía, que vuelve de forma puntual como asesor. Pero hay una tensión constante en el ambiente, existe un pasado que une a los investigadores.
Tras proyectar el tráiler del filme, el guionista y director madrileño comenzó a relatar a los presentes algunos de los aspectos de la producción de la película. «He disfrutado mucho, pero también he sufrido», indicó con simpatía. «Rodar una película es muy cansado y hay muchas complejidades durante la grabación», proceso que se alargó hasta casi ocho semanas en diversos emplazamientos de la provincia de Burgos y de la comunidad de Navarra.
De lo rodado en Burgos recordó algunas de las secuencias que grabó en el MEH, como una persecución por las escaleras mecánicas que desemboca en la Galería de los Homínidos, «el sitio más espectacular del museo junto a la Sala de los Cráneos, donde no me atreví a meter la cámara porque es un lugar muy delicado».
El director del filme también apuntó uno de los momentos más espectaculares del filme, rodado en el propio yacimiento. «Hay una secuencia muy importante de la película que transcurre de noche en la Trinchera del Ferrocarril. Tuvimos que iluminar toda esa zona del cortado en torno a Gran Dolina, que fueron más de dos horas de trabajo. El andamio iluminado queda como si fuera un ‘Blade Runner’ ancestral. Visualmente es muy bonito y algo que seguramente no se vaya a volver a ver», indicó el cineasta y alabó el trabajo de su director de fotografía, Ángel Iguacel.

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Un rodaje muy intenso
‘La huella del mal’ es un ‘thriller’ con muchísimas secuencias rodadas en exteriores y no precisamente urbanos. Esto beneficia a la belleza y potencia visual del filme, pero conlleva muchos problemas durante el rodaje. Llevar todo el equipo de grabación hasta lugares a veces poco accesibles, el ‘raccord’ de luz, el control del sonido directo, estar muy pendiente de la meteorología, las incomodidades de ciertos lugares... pero a la vez tiene la magia que nunca se encuentra en un plató.

El cineasta y escritor madrileño relató varias anécdotas de su carrera con mucha simpatía.
«Por ejemplo, rodar en la Yecla fue muy complicado. Casi treinta personas, en fila india, con el río llevando mucho caudal... Ahí tuvimos algunos problemas con el sonido directo que tuvimos que doblar, pero fue fantástico».
Desde el principio del proyecto, Ríos San Martín quiso contar con Daniel Grao para interpretar a Velarde, uno de los protagonistas. «Cuando publiqué la novela, se la envié y le dije que si alguna vez se llevaba a la pantalla me gustaría contar con él. Y así ha ocurrido, es ideal para el papel». Con Blanca Suárez, que viste la piel de la inspectora Silvia Guzmán, fue más complicado por la intensa agenda de trabajo de la actriz. Pero le gustó mucho el guion y logró encajar en su calendario este largometraje. «Retrasamos un poco la película y conseguimos adecuarlo para que Blanca estuviera», señaló el director. «No había pensado en ella, pero ha sido un acierto. Es una mujer tímida, seria, pero en ‘petit comité’ es muy divertida». A Grao y Suárez les acompañan en el filme Aria Bedmar, Víctor Palmero, Daniel Horvath, Cosimo Fusco, Fernando Cayo, Pablo Rivero y Juanma Cifuentes.
Hombres y animales
Una de las primeras decisiones que tomó Manuel Ríos San Martín con Victoria dal Vera, la coguionista, al adaptar ‘La huella del mal’ fue «quitar todo lo que no fuera prehistoria». También se eliminaron algunos personajes y «se potenciaron a los sospechosos y se fomentó la parte de los jóvenes que forman parte de la excavación».
Antonio Mencía destacó la relevancia de los animales en las novelas de Ríos San Martín. «Ahora hay tanta novela y tanta serie policiaca que intento diferenciarme un poco para aportar algo nuevo. No empecé con esa idea, pero sé que hay un hilo que une a las tres novelas que yo llamo ‘la evolución del mal’, aunque estén publicadas en desorden ... ‘El olor del miedo’ habla de la violencia en los animales, ‘La huella del mal’ habla de la violencia en el hombre prehistórico y la tercera, ‘Donde haya tinieblas’, ya es un ser humano civilizado donde aparecen los conceptos de religión, pecado y arte».

Manuel Ríos San Martín también firmó ejemplares de sus novelas.
Todo este universo científico en torno a los animales y el ser humano lleva presente toda la vida del guionista y director madrileño. Recordó durante la charla en el MEH cuánto le gustó la lectura de ‘El clan del oso cavernario’ (Jean Marie Auel, 1980) o el visionado de la película ‘En busca del fuego’ (Jean-Jacques Annaud, 1981). También le marcó el libro ‘La especie elegida’ de Juan Luis Arsuaga. «Y luego me leí todos los demás de Juan Luis, de Eudald [Carbonell], de José María [Bérmúdez de Castro]... En mi biografía podría poner “De ‘Médico de familia’ al canibalismo”, ese ha sido el proceso creativo que he seguido», indicó entre risas y añadió que el naturalista de Poza de la Sal Félix Rodríguez de la Fuente también fue muy importante en su formación. «Mi madre me leía todas las noches aquellos libros de la Enciclopedia de la Fauna de Félix... Me interesaban mucho los animales y, sobre todo, su comportamiento», concluyó.
'La huella del mal' es un proyecto de La Charito Films (Diego Rodríguez y Coque Serrano) en coproducción con el productor alemán Peter Naderman (Nadcom) y cuenta con la participación de RTVE, Netflix, ZDF, las ventas internacionales de Film Factory y la distribución de Alfa Pictures, sumando también la colaboración de la Junta de Castilla y León.