La regeneración urbanística del barrio de San Cristóbal en Burgos accede a fondos europeos

Los vecinos de la barriada San Cristóbal viven con ansia por ver concluida la remodelación del barrio. No en vano comenzaron a soñar con ella en un ya lejano 2008, aunque las obras no llegaron hasta 2016.

Este año 2024, ocho años después de aquel inicio de los trabajos sobre el terreno, esperan un nuevo impulso en la que será la tercera fase del Área de Regeneración Urbana (ARU), con el inicio de las obras en los cinco bloques de pisos que restan para concluir las actuaciones en viviendas. Hay un sexto edificio que es de titularidad municipal que también está pendiente de rehabilitación, pero en este caso el área de Urbanismo ha decidido dejarlo fuera para abordarlo más adelante con la idea de destinarlo a viviendas en alquiler para jóvenes.

Sin embargo, queda casi todo por hacer en la parte que corresponde a las administraciones públicas (Ayuntamiento de Burgos) para mejorar los espacios públicos de calles y jardines.

El arquitecto Agustín Herrero, de Canal a4, el estudio que ha acompañado a los vecinos desde el diseño de los bloques, explica que una de las novedades principales de la nueva fase será la llegada de fondos europeos Next Generation que se incorporan a la financiación de los trabajos. Además, está en vigor una nueva terminología que sustituye a la ya conocida como ARU para pasar a denominarse ERREP, Entorno Residencial de Rehabilitación Programada.

«En esta convocatoria la mayor parte del presupuesto lo aporta Europa, cuando en las anteriores fases lo hicieron la suma de Ayuntamiento, más Junta de Castilla y León, más Gobierno central», explica Herrero, que indica que en esta nueva modalidad de cofinanciación salen «muy favorecidas» las administraciones más que los vecinos.

Los porcentajes que aportaban los asume Europa y, en el caso del Ayuntamiento de Burgos, evita destinar un porcentaje del 25%. Por su parte, los propietarios de las viviendas seguirán costeando en torno al 18% de los costes de inversión en la rehabilitación de sus inmuebles y nada en infraestructuras de calles y espacios públicos, muy parecido a la cantidad de las anteriores fases.

Los cinco portales que entrarán ahora son los números 5, 6, 13, 21 y 24. Entre todos suman 125 viviendas y en dos de ellos (el 5 y el 6), además de las envolventes de fachada y mejora de las cubiertas, se incorporarán ascensores, puesto que carecen de ellos.

El objetivo de los vecinos y del equipo de arquitectura es que las obras en los inmuebles puedan comenzar a lo largo de este año, para terminar en 2025. Sin embargo, quedan trámites administrativos como la renovación de la Oficina del Ente Gestor del ARU, cuyos componentes tienen que ser asignados, ya que ha cambiado la representatividad en el Ayuntamiento tras las elecciones de mayo.

Incremento de precios

Se prevé un incremento de los precios en las obras por las circunstancias económicas actuales que afectan al sector de la construcción, que podrían compensarse, en parte, con la posibilidad de que las familias puedan beneficiarse de la normativa Next Generation para personas en situación de vulnerabilidad económica, así como de desgravaciones en la Declaración de la Renta.

La presidenta del ARU y vecina de San Cristóbal, Irene Olmos, espera que la experiencia que tienen en estas gestiones les permitan arrancar más rápido que en otras ocasiones y firmar el convenio con las administraciones. Además, comenta la necesidad de que se reactive las obras de urbanización que corren a cargo del Ayuntamiento de Burgos.

Durante el pasado mandato no se llegaron a comenzar, a pesar de que hay unas obras adjudicadas para intervenir en la mejora de la zona de soportales, que ganarán en accesibilidad con una inversión comprometida en 2022 de 1,3 millones de euros. Recientemente, se ha avanzado en el proceso de adjudicación de la dirección facultativa de estos trabajos y el concejal de Urbanismo, Manuel Manso (PP), espera que se inicien en los próximos meses. Como indicó recientemente, «conseguimos la prórroga de la Junta en septiembre porque había caducado».

Estas obras de titularidad municipal acumulan un retraso de dos años y permitirán mejorar las infraestructuras de esa zona peatonal antes comentada, pero como indica el arquitecto Agustín Herrero, también es preciso abordar la revitalización de los locales que están prácticamente en desuso.

«Al inicio de todo este proyecto quedó definida la urbanización soñada» por los habitantes del barrio, con grandes zonas ajardinadas y calles de circulación que carecen de las infraestructuras adecuadas a los tiempos que vivimos y llevan así desde que se edificó San Cristóbal», recuerda Herrero.

Los vecinos esperan un impulso en toda esta parte de la urbanización, puesto que opinan que de nada servirá un barrio con los edificios terminados y con la mayoría de las infraestructuras sin ejecutar. El ámbito de mejora alcanza hasta la calle Mérida en su conjunto. «Falta todo el interior del barrio», insiste Irene Olmos, que recuerda que la única mejora de urbanización que llegó a acometerse fue la reforma de alcalde Martín Cobos, entre la rotonda con Villímar y la del centro municipal, con Javier Lacalle de alcalde.