El Correo de Burgos

Covid. Cinco años de la pandemia que cambió el mundo

«Deberíamos estar orgullosos de cómo resistimos una situación para la que no estábamos preparados»

Xose Ramón García Soto afirma que la crisis económica generó «cifras de depresión más altas» que en la pandemia de Covid19

Xose Ramón García Soto.

Xose Ramón García Soto.SANTI OTERO

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

Echando la vista a la situación generada hace cinco años, el coordinador del Servicio de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), Xose Ramón García Soto considera que no se dice mucho, pero «la sociedad española hizo un gran papel durante la pandemia, los ciudadanos actuaron de una manera ejemplar y las instituciones funcionaron en una situación para lo que no estaban diseñadas». Considera que esos dos años marcados por el virus Covid19 fueron un reto al que la población general respondió. «Deberíamos estar orgullosos de lo que hicimos, de cómo resistimos una situación para la que no estábamos preparados» y es algo que no se cuenta. «Esta historia de nuestro éxito colectivo está esperando un buen narrador».

Entonces, ¿Cuál ha sido la situación crítica que más ha afectado a la población española? ¿Está el confinamiento y el miedo por los efectos del Covid-19 en el pico de estrés y ansiedad de los españoles? La respuesta García Soto es clara. Apunta que el pico de depresión diagnosticada en España no fue hace cinco años precisamente y que el incremento de la demanda de atención psicológica es una tendencia marcada desde hace 17 años.

«El incremento de la demanda de atención psicológica en España es una tendencia que comenzó en 2008 impulsada por dos factores consecutivos: arrancó con la crisis económica de 2007 a 2008 y, a partir de 2014 tomo el relevo otro factor, la llegada masiva de población inmigrante que dejaron atrás su mundo de origen e iniciaron un proceso de adaptación a una situación diferente», explica el psicólogo clínico gallego.

El especialista apela a las cifras oficiales sobre depresión: «fueron más elevadas en 2014 que en 2020, primer año de pandemia». Señala que la crisis económica, que arrancó en 2007, la más grave del siglo, «duró cinco años, provocó cifras de desempleo desconocidas hasta entonces, exacerbó la desigualdad y exigió recortes de todo tipo» generando picos de estrés y ansiedad por las carencias materiales.

Para García Soto otro factor relevante para el incremento de la demanda de atención psicológica es que a los efectos de la severa crisis económica se unió en 2014 un nuevo factor como la llegada masiva de población inmigrante a un contexto social y cultural que no era el suyo. «Desde ese año se instalaron en nuestro país siete millones de personas que dejaron atrás su mundo de origen e iniciaron un proceso de adaptación a una situación diferente. Este es otro factor relevante de vulnerabilidad psicológica», apunta.

De hecho, aunque algunos estudios internacionales detectaron desde finales de 2020 y durante 2021 el aumento de problemas de sueño y estrés o un aumento del consumo de alcohol y otras sustancias, ese efecto había disminuido en 2022 «aunque aún eran superiores a los de 2019». Para García Soto el pico de estrés generado durante la pandemia «estuvo relacionad principalmente con preocupaciones económicas derivadas de la crisis que provocó la pandemia más que con el propio confinamiento». Reconoce que «fue una situación general de amenaza y sufrimiento, pero los efectos fueron diferentes en distintas poblaciones».

Destaca el coordinador del servicio de Psicología Infanto-Juvenil que «el factor clave fue la capacidad de los dispositivos sanitarios y de salud mental de mantener la atención». Aquí hubo, también, diferencias entre países. «En España no hubo problemas de seguridad, se mantuvo el abastecimiento, la red de comunicaciones funcionó perfectamente y en diversos lugares se mantuvieron abiertos los servicios de salud mental». Así fue el servicio Infanto-Juvenil de Burgos que siguió atendiendo a la población «con limitaciones, pero sin interrupción», reconoce.

Sobre el interés creciente de la atención psicológica y la eliminación del velo del tabú o la vergüenza sobre la salud mental. «Hay una mayor preocupación por la enfermedad mental y las familias consultan más». Pero como todo tiene un aspecto positivo y una consecuencia negativa. La lectura más positiva de esta tendencia es que «permite llegar a la enfermedad antes» y, por tanto, evitar que se agudicen los problemas derivados de la falta de atención a los problemas mentales o conductuales que atraviesa la población. Pero también hay una lectura «menos interesante», la inmadurez de una sociedad que puede caer en «la confusión de dificultades normales con enfermedades mentales o la menor valoración de la autonomía y capacidad personal para solucionar los problemas». García Soto tiene un consejo para todos «El mejor modo de cuidar la mente es la actividad sana». Un esfuerzo por mantener la máxima en aquel tiempo de que estábamos confinados, pero no estábamos solos.

tracking