El Correo de Burgos


Semana Santa 2025

Un Jesucristo de póster

El 'Cristo atado a la columna' de Diego de Siloe protagoniza el cartel de la Semana Santa de Burgos 2025 / Esta soberbia y admirada escultura del artista burgalés, obra magna del Renacimiento español, cumple 500 años / Se expone en el Museo de la Catedral

Detalle de la escultura de Diego de Siloe, que se expone en el Museo Catedralicio, en la capilla de Santiago.Óscar Corcuera

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

Quizá no esté en el mejor lugar para ser admirado, pero sin duda es una de las piezas artísticas más descollantes de todas las que pueblan las capillas, naves y claustros de la Catedral de Burgos. La escultura ‘Cristo atado a la columna’ de Diego de Siloe sopla este año 500 velas y la Junta de la Semana Santa ha decidido que este año sea la protagonista del cartel de esta celebración declarada de interés turístico nacional en 2013.

«Seguramente esta escultura fuera encargada por la Cofradía del Santo Sepulcro, una cofradía catedralicia fundada en 1525. Parece ser que, en el momento de su constitución, requirieron a Diego de Siloe tres imágenes: un Cristo flagelado, que sería el que protagoniza el cartel de la Semana Santa de este año; un Cristo yacente, que se encuentra en la actualidad en la capilla de la Presentación; y un Cristo crucificado, que no se conserva porque se perdió en un incendio», apunta el investigador José Antonio Gárate Alcalde.

Estas tres esculturas se alojaron en un principio en la capilla del Santo Sepulcro, donde tenía su sede la cofradía. «Esta estancia estaba adyacente al claustro bajo y daba a la actual calle Diego Porcelos. En el siglo XVII se suprimió. Entonces estas imágenes pasaron a la antigua capilla de Nuestra Señora de los Remedios, la actual capilla del Santísimo Cristo de Burgos, que poco después tendrá planta de cruz latina. El Cristo crucificado estaría en la cabecera y en los brazos, el flagelado y el yacente», observa Gárate.

Presentación del cartel de la Semana Santa de Burgos de 2025.Óscar Corcuera

La historia no acaba ahí. Para sustituir la escultura que fue víctima del fuego se colocó el lienzo ‘Cristo crucificado’ del pintor barroco burgalés Mateo Cerezo, que ahora se puede admirar en la capilla de los Condestables. Finalmente, se instaló la venerada imagen del Santo Cristo de Burgos en 1836, proveniente del Monasterio de San Agustín tras la desamortización de Mendizábal.

Águila del Renacimiento

Los años 20 del siglo XVI fue la época de confirmación de Diego de Siloe como uno de los grandes artistas de la historia del arte español. Hijo del maestro flamenco Gil de Siloe, nació en Burgos hacia 1490. Se formó en el taller del artista francés Felipe Bigarny y trabajó en el nuevo coro de la Catedral a las órdenes del Borgoñón.

Hacia 1508 marchó a Italia y allí conoció las nuevas formas estilísticas del Renacimiento italiano a través de las obras de genios de la talla de Donatello, Rafael o Miguel Ángel. Según las investigaciones de Juan José Clopés, Siloe formó una especie de ‘sociedad artística’ con otro burgalés, Bartolomé Ordóñez, en tierras transalpinas. Tras unos años de formación en Roma, dejaron su impronta en la ciudad de Nápoles, con obras tan valiosas como el sepulcro de Andrea Bonifacio, en la iglesia de los santos Severino y Sossio, o la capilla Caracciolo di Vico, en la iglesia de San Giovanni a Carbonara.

En 1519, ambos regresaron a España. Mientras que Ordóñez realizó trabajos como el trascoro de la Catedral de Barcelona o el sepulcro de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo para la Capilla Real de Granada, Diego de Siloe regresó a su ciudad natal para laborar, principalmente, en la Seo de Santa María. Obras tan relevantes como los sepulcros del obispo Luis de Acuña y del canónigo Diego de Santander, la Escalera Dorada, el retablo colateral de Santa Ana -que había dejado inacabado su padre- y los retablos mayor y de San Pedro -ambos construidos a cuatro manos con Felipe Bigarny- de la capilla de los Condestables hicieron muy popular al «hijo del maestro Gil», como le denominaba con desprecio, tras varias refriegas personales y profesionales, el propio Bigarny.

Fue durante estos años de una enorme producción artística -tanto en cantidad como en calidad- cuando Diego de Siloe talló las tres esculturas antes comentadas. Entre ellas, el ‘Cristo atado a la columna’ que protagoniza este artículo. Poco tiempo después, en 1528, el artista burgalés marchó a Granada donde se instaló definitivamente para consagrarse como un excelso arquitecto, dejando para la posteridad obras antológicas en la Catedral granadina y en el Monasterio de San Jerónimo. Su último proyecto en Burgos fue la torre campanario de la iglesia de Santa María del Campo, que ejecutó el maestro de obras Juan de Salas. Conocida como ‘la Buena Moza’, esta construcción es otra obra señera del arte español salida del ingenio de Diego de Siloe que, junto a Alonso Berruguete, Pedro Machuca y el citado Ordóñez, fue considerado por el eminente historiador Manuel Gómez-Moreno una de las ‘águilas del Renacimiento español’.

El Cristo flagelado

Gárate admite que le ha gustado el cartel de la Semana Santa burgalesa -ilustrado con una instantánea tomada por José Casares, de La Casualidad Fotografía- porque «muestra la imagen desde un punto de vista distinto al habitual, que es frontal, acentuando así su carácter procesional, que permitiría contemplar la talla desde cualquier perspectiva». Además, hace un apunte interesante sobre el estilo de este Cristo. «Se aleja del lirismo y el elegante clasicismo típicos del artista para adecuarse al patetismo propio de la escena representada. No obstante, posee rasgos estilísticos característicos de Siloe, como el extraordinario tratamiento de la anatomía, el cabello colgando en tirabuzones, la barba partida en dos o el inconfundible suelo de lajas», apostilla José Antonio Gárate, gran conocedor y estudioso del este genio burgalés del Renacimiento.

tracking