El Correo de Burgos

“Tenemos un problema muy serio con los corzos, los jabalíes y los conejos”

Mercedes Aguilera tiene viñedo y cereal en Fuentelcésped (Burgos)

Mercedes Aguilera es agricultora desde 2014

Mercedes Aguilera es agricultora desde 2014L.V.

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Aranda

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Si los ganaderos de ovino temen al lobo, los agricultores exigen medidas contra la proliferación de corzos y jabalíes. “Aquí en Fuentelcésped tenemos un problema muy serio con la fauna”, lamenta Mercedes Aguilera.

Ella tiene, en el pueblo ribereño de Fuentelcésped un proyecto familiar con 20 hectáreas de viñedo y unas 40 de secano, la mayoría de cereal y un poco de girasol. “El año pasado no llegué a coger el girasol; es verdad que tengo poco, unas 5 hectáreas, pero como es lo único que queda al final del verano, los corzos y los jabalíes devoran”, subraya sin olvidar a los conejos, “una verdadera plaga”. “La Junta permite hacer descastes pero poner de acuerdo a los cazadores no es fácil y si proliferan, como ahora, es dificilísimo porque van a un ritmo mucho mas rápido que los cazadores”.

Para proteger el viñedo, esta agricultora ha optado ya por el vallado. “Con el corzo no me quedó más opción, porque no es que se coma todos los tallos, que también, porque es muy sibarita y le encantan tiernos, es que destroza la planta. La primera parcela que vallé estaba pegada al monte y estaba secándose entera por este motivo”.

El vallado tampoco es la panacea. “Es verdad que no entran manadas, pero algún corzo logra colarse y luego está el precio, que es muy caro, y la funcionalidad. A la hora de trabajar, no tiene nada que ver si está vallado que si estás en campo abierto”.

Parados por la lluvia

Aunque las lluvias siempre son bienvenidas, el exceso de agua comienza a hacer mella. “Las zonas más bajas están encharcadas y, como cuesta entrar, está retrasando algunas tareas como el abonado, como esta pasando en la siembra de la patata, y si sigue así algunas plantas se pueden echar a perder por asfixia radicular”, advierte.

En su opinión, al margen de las lluvias del momento, la cosecha del cereal se juega, sobre todo, en abril y mayo, “que es cuando tiene que llover para que de el empujón que necesita”. “A la viña el agua le viene bien porque potencia la reserva hídrica”.

El girasol, por el momento, se libra porque se siembra en mayo y se recoge en octubre. “Al margen de los corzos, es un cultivo salvavidas, si no te ha dado tiempo a sembrar cereal, porque ha llovido, tiras un poco más de girasol, pero para nosotros es un cultivo que sembramos por imperativo, porque obliga la PAC por eso solo tenemos 4- 5 hectáreas”.

Aunque el padre de Mercedes era agricultor en Alcoba de la Torre (Soria), ella se decantó durante años por la hostelería y trabajó 16 años en Milagros. Cuando tuvo a los niños hizo un parón y no fue hasta que su suegro se jubiló del campo cuando decidió recoger el testigo en 2014. “En el campo soy feliz”, asegura.

Costes que no bajan

Aunque los insumos han bajado un poco, desde la guerra de Ucrania, el coste de los abonos sigue siendo un desafío, tanto como los seguros agrarios. “Hace diez años estaban más o menos subvencionados, pero ahora es terrible. Yo este año tengo un incremento del 35% por los siniestros que di por heladas y granizo”, señala al recordar el 2024, una campaña “donde en la denominación de Origen Ribera del Duero pasó de todo”. “Junto a las heladas y los pedriscos, aquí, en mi zona, tuvimos además problemas con unos tratamientos que dio la cooperativa. A la hora de echarlos hizo viento y el herbicida se posó en mis plantas de cereal y leguminosas y me hizo bastante daño, a mi y a muchos”.

No plantará más viñedo

Ella vende la uva a una bodega local pero tiene claro que, aunque la denominación de Origen prohíba las plantaciones en 2026, no plantará más viñedo ni a corto ni a largo plazo. “Con 20 hectáreas tengo suficiente trabajo y además, con la incertidumbre que hay ahora con la llegada de grandes bodegas y el aumento de producción, como vengan dos años seguidos buenos el precio puede bajar y ya no será tan rentable para el viticultor”.

En su opinión, las cuentas han cambiado mucho en los últimos años. “Hace diez, vendías la uva a 60 céntimos- 1 euro, y era rentable, pero ahora no puedes bajar de 1 euro porque no es viable. Hay muchas tareas y la mano de obra cada vez está más cara y además es difícil encontrar. Antes se pagaba a 10 euros la hora y ahora estamos en 14 - 15 euros/hora. Si a eso le sumas la subida de abonos, el vallado... los números no son los mismos”.

Ella lo tiene claro: “Si el precio de la uva baja redundará en la calidad de la marca Ribera porque no podremos hacer con la misma intensidad labores tan concienzudas como el desnietado o el aclarado de racimos”, advierte.

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