El Correo de Burgos

Las piscinas de verano de Aranda consiguen una solución ‘in extremis’ y abrirán a tiempo

El Ayuntamiento prevé abrir las instalaciones de Acapulco y La Calabaza el 20 de junio

Imagen de la piscina de la Calabaza. L.V.

Imagen de la piscina de la Calabaza. L.V.

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Tras quedar desierto el proceso de adjudicación, porque las dos empresas que se habían presentado no cumplían con el nivel de solvencia exigido en el pliego, las piscinas de verano han alcanzado ‘in extremis’ una solución que le permitirá al Ayuntamiento de Aranda abrir la temporada a tiempo. “La idea es abrir el 20 de junio, como otros años”, adelanta el portavoz de Sentir Aranda, Guillermo López Leal.

Al no prosperar la primera licitación, el Ayuntamiento activó un negociado sin publicidad, un procedimiento permitido por ley, que consiste en invitar a empresas cuya solvencia ya está garantizada, por si deciden dar el paso. Y ha habido suerte. Ha optado Sima Deporte y Ocio S.L., la misma empresa que gestiona en Aranda las piscinas cubiertas. “El contrato se firmará en los próximos días”, asegura el edil de Hacienda.

Galardonada por su proyecto emprendedor dentro del marco del Programa ‘Siete +1, Iniciativa Equal’, que promueve la Unión Europea, Sima Deporte y Ocio es una empresa especializada en la gestión integral de instalaciones deportivas y en prestación de servicios deportivos. Cuenta con certificados de calidad ISO 9001 y de sistema de gestión ambiental ISO 14001, y da servicio tanto a administraciones públicas como a entidades privadas. Entre sus clientes están los ayuntamientos de Aranda de Duero, San Esteban de Gormaz, La Lastrilla, Segovia, Torrelodones, Pinto, Las Rozas, Guadarrama, Aena y la Diputación de Burgos.

Cambios de interés

Eso sí, las piscinas abrirán sin las mejoras que pretendía llevar a cabo el equipo de gobierno. “Es un tema que tenemos que llevar a cabo. Son obras grandes, pero necesarias porque son instalaciones muy antiguas”, asevera, consciente de que los trabajos a lo mejor obligan a cerrar al menos una piscina durante un verano.

El contrato de gestión que se firmará con Sima mantiene el resto de condiciones del último pliego: 95.299 euros de canon y una vigencia contractual de dos años, con posibilidad de prorrogar otros dos. La oferta supone una mejora significativa en comparación al último contrato y, aunque se acorta la periodicidad, el canon que recibirá la gestora se incrementa en más de un 75%.

Además, el Consistorio se hará cargo del coste del autobús, un gasto que hasta ahora asumía la adjudicataria, por lo que seguirá siendo gratuito para los bañistas y, como último incentivo, la empresa tendrá libertad para fijar precios en la carta del bar-restaurante, algo que hasta ahora venía prefijado por el Consistorio.

Viable pero con márgenes ajustados

Las cuentas salen. Según el estudio económico-financiero del pliego, la actividad es económicamente viable, aunque con márgenes ajustados.

La empresa adjudicataria recibirá los principales ingresos de la venta de entradas (adultos, infantil y bonos de temporada), el alquiler de instalaciones para actividades puntuales, la explotación del servicio de bar o cafetería, y la organización de cursos y actividades acuáticas, como aquagym o clases de natación. Asimismo, se contempla la posibilidad de obtener ingresos complementarios a través de acciones de patrocinio o publicidad, si las condiciones lo permiten.

En cuanto a los gastos, el mayor coste corresponde a la partida de personal y no hay opción: la nueva gestora deberá mantener la plantilla que dejó la última adjudicataria, Ociogestur. En total, habrá un coordinador de piscina, cinco socorristas, dos taquilleras, dos operarios de mantenimiento y limpieza, y un responsable de bar-cafetería. La subrogación es obligada y, además, deberá respetar la antigüedad de cada trabajador, el tipo de contrato, la jornada laboral asignada y la retribución bruta mensual.

A ello se suman los gastos de mantenimiento ordinario y limpieza, suministros (agua, electricidad, gas), seguros, licencias, reposición de materiales y mejoras menores, así como los costes de gestión administrativa. Al ser una concesión, el adjudicatario asume el riesgo operativo y no se contempla la posibilidad de una compensación económica en el caso de que los ingresos no cubran los costes.

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