El Correo de Burgos

¿Retrasar el uso del móvil a los 16 años? Esta burgalesa experta en neuroeducación apuesta por más formación y menos prohibición

Cristina López Ubierna anima a familias y colegios a formarse y formar a los menores antes de ofrecer dispositivos. Ante el movimiento que quiere atrasar la entrega de móviles a los 16 años, López señala que «no servirá de nada si previamente no se ha hecho pedagogía y no se les ha enseñado a diferenciar entre uso y abuso de la tecnología»

Montaje fotográfico donde López Ubierna ‘juega’ entre libretas y ordenadores.

Montaje fotográfico donde López Ubierna ‘juega’ entre libretas y ordenadores.EVA GASCÓN

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Cristina López Ubierna fue una de las personas que hace unas semanas recibió a través de What’s App la invitación a sumarse a la iniciativa de dos madres que ha acercado a Burgos el movimiento que busca lograr un gran pacto entre familias, colegios e instituciones que permita retrasar la edad de entrega de dispositivos digitales.

«Si bien es una iniciativa que parte de la buena voluntad de padres y madres, en el fondo demoniza la tecnología y mete todo en el mismo saco», apunta. Cristina es licenciada en Física y experta en Neuroeducación. Trabaja como responsable de innovación en la empresa tecnológica Bjäland Technologies. Este ‘expertise’ le ha llevado a integrar en diversas formaciones la importancia de educar en tecnología de una forma saludable a niños, jóvenes y padres.

Aclara que aunque ella misma considera que «cuanto más tarde se entregue un móvil a un niño, mejor y cuanto menos uso haga de él, mejor», la iniciativa impulsada por estas dos madres «no aborda en ningún momento la importancia de formar en tecnología, únicamente se centra en retrasar su uso».

«Retrasar el uso del teléfono no va a impedir que nuestros hijos acaben con una adicción o que caigan en los riesgos que entraña», afirma López Ubierna, al tiempo que recuerda que «en nuestra sociedad muchos de nosotros recibimos un móvil con 18 ó 20 años y algunos han acabado con una clara adicción, lo que demuestra que la solución no está en retrasar la edad de uso de las tecnologías, sino en formar a nuestros niños y adolescentes, en acompañarles y en dar ejemplo como adultos».

Y es que la tecnología «no puede reducirse únicamente al teléfono móvil». Hay multitud de dispositivos. «Incluso dentro de esos dispositivos encontramos diversos tipos de tecnologías», señala la profesional al tiempo que hace un símil con una batidora: «Tú puedes usar una batidora para hacer un bizcocho, para hacer un puré o para picar carne. La cuestión no debe ser el tipo de dispositivo, sino para qué y cómo lo usamos». Por eso «es clave formar a nuestros niños y adolescentes para que conozcan qué tecnologías existen, dónde están los riesgos y dónde no, qué puede ser útil y qué no», señala López Ubierna.

Es «incongruente» que «a lo largo de su vida queramos que se formen en todo tipo de disciplinas, pero olvidemos algo tan importante como la tecnología», recuerda. Una tecnología que «tendrán que usar a lo largo de su vida en decenas de ocasiones: para operar en banca, comprar entradas de cine o adquirir billetes de avión, para hacer una matrícula, para comunicarse con alguien en la otra punta del mundo, mandar un currículo e incorporarse al mercado laboral, documentar un instante, etc.».

Lo importante es que «esa herramienta tecnológica, ya sea un móvil, una tableta o un ordenador, se entregue cuando el niño o adolescente tenga la formación y las herramientas necesarias para usarlo» y «no reducir la entrega a una edad concreta pero sin ningún tipo de formación previa».

En casa y en el colegio

Sin duda, «falta formación» en el ámbito tecnológico «tanto en el seno de las propias familias como en los centros escolares, donde se han impuesto las competencias digitales, pero no se ha formado al profesorado», lamenta la experta.

«Es necesario que como padres y formadores tomemos conciencia sobre esta cuestión y trabajemos de forma urgente en proporcionar información y formación sobre tecnología a nuestros hijos». Una formación que en casa «puede darse a través de diversas oportunidades cotidianas que nos permitan que los niños tomen relación con este tipo de dispositivos poco a poco y de forma consciente».

«Parece que hay una norma no escrita para empezar a dar un teléfono móvil a los 12 años sin preguntarnos qué tecnología necesitan los niños de esta edad y si hay alternativas no tecnológicas». Lo que tiene claro, López Ubierna es que en esa edad «los adolescentes necesitan sociabilizar y no podemos cortar las vías de comunicación con sus iguales» porque «si no lo hacen desde casa, buscarán otras vías». En este sentido, la experta recuerda una formación con Policía Nacional en la que «se exponía que algunos niños ahorran para comprar un móvil con tarjeta desechable sin que sus padres lo sepan».

esa edad «la pertenencia a la tribu es muy importante» y «muchos harán lo que sea para no quedarse fuera». De ahí «la importancia de conversar con nuestros hijos, de que tomemos partido en su vida, de que nos interesemos por sus opiniones, de que les escuchemos y les demos herramientas para saber qué es contributivo y qué no en la tecnología.

«No se pueden poner puertas al campo» pero «sí prepararnos para transitarlo con éxito a través de la confianza y la formación». Para ello, señala que en la propia capital burgalesa existen personas que desarrollan talleres al respecto. Además de ellas misma, también lo hacen la asesora educativa Arantxa Arroyo; Cristina Juárez, del Centro de Innovación Educativa Sonrieducando o instituciones como la propia Policía Nacional así como «María Zabala o Juan García, de Crianza Digital, en redes sociales».

En este sentido, López afirma que «si los padres demandamos estos talleres, la oferta se ampliará» y señala que «sería muy interesante que el Ayuntamiento ofreciese formaciones de este tema a través de los centros cívicos». Recuerda, además, que «al menor indicio de ver como padres que algo no va bien con posibles extorsiones, ciberbullying u otro tipo de situaciones, es importante acudir al Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) o a través del 017».

La experta cierra su mensaje animando a los padres a enfocar esta cuestión «desde el lado optimista» y «teniendo en cuenta que los adolescentes son personas valiosas que merecen ser escuchadas».

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