El Correo de Burgos

4.650 hectáreas afectadas en la Ribera

“El granizo ha acabado con casi toda la cosecha de vino"

José Luis es uno de los viticultores afectados por la gran tormenta del año del 24 de junio

José Luis en su viñaLoreto Velázquez

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Aranda

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No hay palabras de consuelo. En 15 minutos, José Luis de la Roca Martínez perdió el martes 24 de junio casi toda la cosecha del año: 6 hectáreas de tempranillo que “venía espectacular”. “Era como un huracán”, lamenta. Su situación se complica aún más porque no tiene seguro. “Los que ya hemos cumplido 50 años no contamos para la administración. Tengo cero ayudas, y el seguro supone un 50% de la cosecha. Es completamente inasumible”.

La tormenta fue atroz. “En mis 57 años, nunca he visto una tormenta así. A mí me pilló en las viñas. Cuando vi la nube, decidí irme con mi perrita, pero no pude ni abrir la cochera. Eran ráfagas de agua a una velocidad increíble, y caía granizo como bolas de ping pong. A un amigo mío le rompió incluso la luna del coche”.

Terminado el susto, llega el momento de evaluar los daños, que han sido cuantiosos tanto en su pueblo, Baños de Valdearados, como en Hontoria y Tubilla. “Aquí tenemos 3.600 hectáreas, con monte incluido, y da pena. El cereal, el viñedo… todo está tocado, es como ver los cadáveres después de una guerra. Hay muchas parcelas con el 100%, y las que menos no bajan del 50%”.

José Luis en uno de sus viñedos afectados por el pedriscoL.V.

Aunque su familia siempre ha estado ligada al campo, él decidió apostar por el viñedo en 2013, cuando se quedó sin trabajo en la empresa de prefabricados Artepref. “Conocía bien el viñedo porque lo he hecho toda mi vida, y además tengo un curso de enología y una pequeña bodega. Mi mujer y yo empezamos comprando unas viñas viejas, y luego pusimos unas parcelas, pero cuando quisimos plantar más, llegó la helada de 2017, luego el Covid, y ahora esto… todo se ha complicado mucho”.

Racimo de abril no llena barril

Los últimos años tampoco han sido fáciles. “Veníamos de sequías muy grandes, y a la planta le ha costado regenerarse. En 2022 levantó un poco, y en 2023 ya fue mejor, pero en 2024, al estar en terrenos muy cálidos, que están resguardados del norte, nos pilló una helada temprana en abril que nos dejó sin el 50% de la cosecha”, recuerda, consciente de que, aunque la planta prospere, las yemas primarias son las que vienen con racimos. “Mi madre siempre lo ha dicho: racimo de abril no llena barril”.

Aunque este año no estaba siendo fácil por las intensas lluvias, que habían obligado a retrasar algunas labores, las expectativas eran grandes. Con la sequía superada, las cepas estaban cargadas de uva y tenían un vigor propio de las grandes añadas. Además, por ahora se había librado de la amenaza del Mildiu, y solo había bastado con dar un tratamiento. “Estaban de enmarcar, sanísimas, las tenía preciosas”, asegura.

Todavía sigue en shock. “No me ha dado tiempo a resetear. Si hago caso a la cabeza, lo dejaría, pero si me guío por el corazón, me tira mucho el terruño”.

Tampoco hay tiempo que perder. “Ahora están como si te pegan una paliza y te han cortado un brazo: la planta necesita tratamientos con unas algas que las revitalicen y unos cicatrizantes, pero si no hay hojas, no se puede dar porque no lo asimila”, señala, sin olvidar otro problema. “Aquí cayeron 20 litros en unos 15 minutos. Hay muchas zonas en las que no puedo entrar, y si no tratas en los primeros tres días, luego ya es tarde”.

Imagen del granizo caído en Baños de ValdearadosL.V.

Su situación es delicada. “Tengo parcelas con el 100% de daños. Solo sacaré algo de las que están al 50%, pero ya es como una lotería, hay que ver cómo evoluciona”.

Él lo tiene claro: están siendo tormentas muy atípicas. “He visto tres fenómenos que nunca había visto: primero, el hecho de apedrear de noche, como hace un mes; luego, el tamaño del granizo. Lo del martes eran como pelotas. Luego hablamos del cambio climático. Y, por último, la forma de caer. No ha sido algo localizado, es que ha arrasado Baños de Valdearados, Tubilla del Lago y bastante de Hontoria”, concluye.

4.650 hectáreas afectadas en la Ribera

Según datos de Agroseguro, la tormenta del pasado 24 de junio afectó a 4.650 hectáreas en la Ribera del Duero. Corresponden principalmente a cultivos herbáceos (4.271 hectáreas, en su mayoría cereal de invierno), aunque también ha perjudicado a 346 hectáreas de viñedo y 33 hectáreas de remolacha.

El municipio con mayor superficie siniestrada es Valdeande, que roza las 1.200 hectáreas afectadas, pero la tormenta también descargó con fuerza en pueblos de la zona, como Baños de Valdearados, Tubilla del Lago, Villalbilla de Gumiel y Quemada. Otros pueblos cercanos como Hontoria o Caleruega también han sufrido algún siniestro puntual, con una superficie siniestrada menor. Todos estos municipios, cercanos entre sí, suman algo más de 3.800 hectáreas en total. Algo más al sur, la tormenta afectó a unas 700 hectáreas de Vadocondes, Santa Cruz de la Salceda y, de manera más puntual, a Fuentelcésped.

Zona Catastrófica

La Unión de Campesinos de Burgos ya se ha movilizado y solicita que los municipios afectados sean declarados zona catastrófica. “El pedrisco ha golpeado con una gran fuerza como no se conocía en las zonas de estos municipios de la Ribera del Duero y Demanda. La intensidad de la tormenta de pedrisco ha sido tal que además de comprometer la cosecha de este año, va a afectar a las campañas próximas sobre todo en el cultivo de viñedo”, argumentan preocupados también por cultivos como el girasol ya que la tormenta provocó grandes arrastres de tierra que se pueden llevar toda la planta que está naciendo en estas fechas. “Unión de Campesinos de Burgos reclama que las zonas tan afectadas sean declaradas zona catastrófica, y se articulen ayudas a las explotaciones, mas siendo conocedores de las limitaciones que tiene el seguro agrario, en una zona donde los rendimientos son muy bajos y el coste muy elevado, además de que muchos de los daños del viñedo no van a ser cubiertos porque no son solo de producción”, apremian.

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