El Correo de Burgos

Librerías / Aniversario

75 años de Luz y Vida: espíritu y amor por el libro

Finaliza 2023 y la familia Manso repasa la historia de este célebre establecimiento librero de la calle Laín Calvo de Burgos en su el 75º aniversario

Álvaro Manso Urbano (derecha) y Álvaro Manso Ortiz, segunda y tercera generación de libreros de Luz y Vida.

Álvaro Manso Urbano (derecha) y Álvaro Manso Ortiz, segunda y tercera generación de libreros de Luz y Vida.SANTI OTERO

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Se cierra 2023 y en la librería Luz y Vida de Burgos no ha habido tiempo para repasar el cumpleaños celebrado durante estos doce meses. La última remesa de títulos llegada a sus mesas y estanterías, casi un tsunami, y el frenesí de las compras navideñas -al que se suma la tardía campaña de bonos de apoyo al consumo del Ayuntamiento- no ha permitido a la familia Manso ni un respiro para hacer balance de este año en que la popular librería de la calle Laín Calvo ha soplado 75 velas. «Es imposible», señala entre risas Álvaro Manso Ortiz, cabeza visible de la tercera generación que está al frente de la librería.

Quedamos un rato para viajar en el tiempo con ‘el padre’, Álvaro Manso Urbano, y recordar los inicios del negocio en un Burgos que vivía en la paz helada de la posguerra, con muchos militares todavía por las calles, el miedo y el hambre en el cuerpo y un fuerte ánimo gris en la población. «Mi padre, antes de abrir Luz y Vida en julio de 1948, había trabajado en varias imprentas de la ciudad. Un día, decidió ponerse por su cuenta y fundó un negocio de artículos religiosos, belenes, velas, imágenes de santos... y, aquí viene el origen de todo, libros de temática religiosa. Tenía un gran fondo y, después de tantos años, seguimos siendo una referencia en este campo en Burgos», señala.

Una clienta ojea libros en Luz y Vida.

Una clienta ojea libros en Luz y Vida.SANTI OTERO

Manso Urbano rememora aquella época de mediados del siglo pasado. Aquel mozo de pantalones cortos y mirada vivaracha brujuleaba por la tienda -entonces en el número 38 de la calle Laín Calvo- tras la salida del colegio y ayudaba en lo que podía a su padre, Álvaro Manso Barbadillo. «Los primeros años fueron complicados. Al poco de abrir, se comenzó la obra del colector de las calles Laín Calvo y La Paloma y tuvimos mucho tiempo la zanja junto a la puerta. Paró vida comercial a esta zona durante años».

La venta de artículos religiosos en Luz y Vida duró hasta mediados de los años 60 del siglo pasado, cuando los Manso decidieron cambiar el su negocio, menguar la espiritualidad de sus objetos de venta y centrarse en el amor por los libros. Álvaro ‘padre’ ha contemplado, detrás del mostrador, la transformación sufrida por la sociedad española desde aquellas últimas décadas del franquismo hasta hoy a través de la población lectora, un buen indicador para estudiar la evolución cultural y hasta política de un país. «Ha sido un cambio sorprendente. Antes, una gran parte de los clientes y lectores eran hombres. Ahora eso se ha dado la vuelta, las mujeres son mayoría y tienen un gran conocimiento de los temas y los autores. También es muy destacable el número de jóvenes que de unos años para acá visitan la librería, hay una nueva generación muy lectora... Hay que reconocer que los libros que se editan ahora son una maravilla, tienen un atractivo que suma mucho al propio texto», asevera.

Algunos clientes son atendidos por Ángel y Verónica, libreros de Luz y Vida.

Algunos clientes son atendidos por Ángel y Verónica, libreros de Luz y Vida.SANTI OTERO

Otro rincón de la librería que destaca Álvaro Manso Urbano es el de los autores y temas burgaleses, cada vez más grande y más nutrido de títulos. «De cuando yo empecé a ahora, no hay comparación. De historia y arte siempre ha habido publicaciones, pero en los últimos años ha aumentado sustancialmente los libros de ficción firmados por autores de aquí. Y tienen su público», subraya.

Décadas después y tras jubilarse hace unos años, el librero burgalés no ha perdido la costumbre de seguir visitando a diario el establecimiento que regenta ahora su hijo -rutina también heredada del fundador del establecimiento- para charlar con clientes y amigos, ojear las novedades editoriales o hacer algún recado, que «siempre hay cosas que hacer, aunque sea incordiar», ríe.

Álvaro ‘padre’ se levanta para finalizar la conversación, celebrada en la parte de la librería que se amplió en 2020. Observa a algunos clientes que sacan y meten volúmenes de las estanterías, otros comentan entren sí algún título deseado. Algunos más vienen acompañados por Ángel, Verónica o Ana -los libreros de Luz y Vida, junto a Álvaro ‘hijo’- para encontrar ese libro que traen apuntado en el teléfono móvil. «El tipo de cliente de una librería es peculiar. Suele ser gente muy interesada por la cultura y muy fiel a su librero, que le recomienda títulos, hablan de ellos... Y eso acaba generando una amistad forjada a través de los libros, que algo muy especial», indica y destaca que, por su situación en pleno centro histórico, también recibe muchos clientes foráneos que visitan la ciudad, especialmente los fines de semana.

Traslado y ampliación

A mediados de los años noventa, se incorporó a la librería su actual responsable, Álvaro Manso Ortiz, la tercera generación del negocio. Álvaro ‘hijo’ también ha vivido otra revolución librera, la que pasó de llevar la tienda con montones de albaranes y papel de calca a la completa digitalización que se vive hoy en día. «El trabajo se ha agilizado mucho, pero no ha aminorado. Es más, la cantidad de títulos que llegan cada vez es mayor, ¡hay 70.000 referencias al año!», indica. «Desde hace tiempo nosotros seleccionamos los libros que llegan, pero aun así son muchísimos. Nuestra vocación es ser una ‘librería de fondo’ y tenemos que tener la mayor variedad de temas y editoriales posibles». Pero el sitio es el que es.

La ampliación de la librería ha supuesto ganar un espacio para pequeños eventos.

La ampliación de la librería ha supuesto ganar un espacio para pequeños eventos.SANTI OTERO

En 2013, Luz y Vida se trasladó desde el número 38 al 34 de la misma rúa, conservando gran parte de la estructura de la reforma de 1996 de un local a otro. Y en 2020, «tras una larga y costosa reforma con la pandemia de por medio», ensanchó su superficie con el espacio que ocupaba la Paragüería Díez. «Además de ampliar el área de exposición de libros, nos sirve para hacer presentaciones, pequeños conciertos, eventos... Era un lugar que siempre habíamos deseado tener».

En 2019, la familia Manso recibió el sello ‘Librerías de Calidad’ del Ministerio de Cultura. Álvaro ‘hijo’ declaró en su momento que fue todo un «orgullo» haber recibido esta distinción porque de alguna manera reconoce «el trabajo que hacemos» así como «la respuesta que damos a nuestros clientes». También tiene, entre otros galardones, como el de ‘Referente Cultural’, una condecoración otorgada por el Gremio de Libreros de Castilla y León en 2015.

Como su padre, Álvaro Manso Ortiz subraya la riqueza de edades en la clientela de las librerías. «Antes, en la adolescencia había un gran bache de lectores. Muchos chavales desaparecían de las librerías hasta los veintitantos. Ahora, hay ahí un relleno importante. Pero el perfil tipo del cliente de librería ahora mismo es mujer, de cuarenta años para arriba. Son las más lectoras y las más compradoras», señala.

Pandemia y aniversario

Álvaro ‘hijo’, además de responsable de Luz y Vida, es presidente de la Asociación de Libreros de Burgos y portavoz y vicepresidente de CEGAL (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros). Hace muy poco tiempo, aunque parezca mucho más, hubo un suceso que golpeó al mundo y nos puso la vida del revés: la pandemia de la covid-19. El confinamiento y la posterior apertura de los negocios -con sus restricciones pertinentes- fueron un mazazo para el comercio. Pero para las librerías, especialmente, fue una oportunidad. «Creo que actuamos correctamente en ese periodo y fuimos el sector privilegiado del sector cultural. Cuando todos los demás estaban cerrados, nosotros pudimos hacer cosas digitalmente. Y en cuanto pudimos abrir las puertas, las librerías se llenaron de gente. Muchas personas descubrieron o redescubrieron la lectura durante esa época, quizá por saturarse de otras formas de ocio... Y es algo que continúa, porque seguimos creciendo. Con unos números normales, no es el 20% que hubo en los años de 2020 a 2022», apunta y recalca que «en Burgos hay muchas y buenas librerías porque hay muchos y buenos lectores».

Luz y Vida celebró su aniversario a mediados de octubre. Primero, con la presentación de 'El Infierno' de Carmen Mola, una cita que llenó prácticamente el auditorio de la Fundación Círculo, y días después con una fiesta en la propia librería amenizada con una lectura y un concierto. «Este año nos han acompañado muchos autores, unos veinticinco... Los citados Carmen Mola, José Ángel Mañas, Ignacio Martínez de Pisón, Ian Gibson, Fernando Aramburu, Pedro Baños, Lorenzo Silva, Ibon Martín, Ricardo Ruiz... Y acabamos a finales de noviembre con José Ángel González Sainz en la propia librería y su novelón 'Volver al mundo'. Ha sido un programa muy activo, así lo queríamos y creo que lo hemos logrado», confiesa y admite que uno de los proyectos urgentes que tiene es colocar ‘los libros del 75 aniversario’ en un lugar destacado del establecimiento con los ejemplares firmados por los autores que este año han visitado la librería.

Para acabar, Álvaro ‘hijo’ nos receta tres títulos que ha degustado este año y que recomienda apuntar en la carta a los Reyes Magos: 'El hombre de la guerra', de Ramiro Pinilla (Tusquets); 'Fortuna', de Hernán Díaz (Anagrama); y 'La luz difícil', de Tomás González (Sexto Piso). Felices lecturas.

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