El Correo de Burgos

“Entre una variedad y otra de trigo podemos ver diferencias de rendimientos de 1.000 kilos por hectárea”

Javier Lázaro explica desde los campos de ensayos por qué la falta de lluvia ha comprometido la siembra de colza

Imagen de uno de los campos de ensayo de la Fundación Caja Rural Burgos

Imagen de uno de los campos de ensayo de la Fundación Caja Rural BurgosCaja Rural

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Aranda

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Escoger una variedad de trigo no es una cuestión menor. “En función de cómo se adapte al clima de una determinada zona, va a repercutir de forma directa en el rendimiento de la cosecha, y aquí podemos ver diferencias de 1.000 kilos por hectárea con los mismos gastos”, advierte Javier Leal, responsable del área de Agricultura de Fundación Caja Rural Burgos.

Javier coordina los tres campos de ensayo que la Fundación estudia con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), en Cerratón de Juarros, Zael y Fresnillo de las Dueñas (Burgos). “Aunque cada municipio es un mundo, son tres zonas representativas de la provincia que nos ayudan a ver cómo se comportan las distintas variedades“, subraya, convencido de la validez de un análisis que, al partir de una entidad pública como el ITACYL, tiene la ventaja de que “no hay interés comercial”. “Buscamos siempre calidad y productividad”.

Hay tres tipos de ensayos. Uno se centra en el comportamiento de las variedades en experimentación, otro en las más sembradas en Burgos y Castilla y León, y, por último, la red Genvce, que evalúa el desarrollo de las variedades nuevas que acaban de salir al mercado para cultivos extensivos en el país.

En el estudio entran variedades de ciclo largo en trigo blando y cebada, pero también hay ensayos de trigo en ciclo corto. “El 99,9% de las plantaciones en Burgos es trigo en ciclo largo, pero hay determinadas zonas donde la climatología puede ser más particular, y sea más efectivo el ciclo corto”, señala, sin olvidar las leguminosas o la colza, “un cultivo alternativo, pero muy exigente”. “Solo se puede sembrar cuando existen previsiones de lluvia, porque, si no llueve, tiene comprometida la nascencia, que es un punto muy importante en este cultivo”.

Por este motivo, este año casi no se ha sembrado en Burgos. “Llovió mucho en primavera, pero, desde agosto, nada. El suelo está muy seco, y eso ha comprometido mucho la siembra de colza, que puede ir en favor de otra oleaginosa, como el girasol, por el compromiso de diversificar los cultivos”.

Aunque la campaña cerealista 2024/2025 se ha caracterizado por unas condiciones climáticas más favorables que las registradas en años anteriores, especialmente en 2022 y 2023 —como se ha visto en Fresnillo de las Dueñas, con producciones que este año llegan a superar los 1.500 kg/ha—, el exceso de agua perjudicó a zonas como Cerratón de Juarros, donde se ha pasado de 8.000 kilos/hectárea en 2024 a 4.000. “Las lluvias complicaron la aplicación del herbicida y el abonado, porque no podían entrar con el barro, y ha supuesto una merma significativa”.

La elección de una variedad ayuda “y mucho” a la hora de afrontar riesgos como el asurado, un fenómeno que reseca el grano y que se produce cuando coinciden vientos secos y temperaturas muy altas. “Aquí todo depende de cómo pille a la planta. Si está en estado lechoso, como ocurrió este año en Cerratón de Juarros, la merma es importante. En Fresnillo y Zael, por el contrario, al ser zonas más tempranas, el ciclo ya había casi finalizado”.

Él lo tiene claro: Burgos no está exento de asurados, y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de escoger variedades tanto en cebada como en trigo. “Por este motivo, en todos nuestros estudios detallamos cuestiones como la evolución por fechas del estado fenológico o el momento del espigado. Antes de sembrar, es importante tener claro cómo puede evolucionar; es clave a la hora de afrontar asurados en verano, pero también heladas”.

Consejos

Como experto, Javier Leal recomienda a los agricultores que siembren más de una variedad. “Por mucho que una variedad funcione bien en su zona, es preferible diversificar, porque, entre unas variedades y otras, hay diferencias de producción. Lo suyo es tener varias variedades de trigo y de cebada”.

Segundo consejo: no adelantarse con la siembra. “Es mejor esperar un poco a que broten las malas hierbas, para poder tratarlas y evitar que luego compitan con el cultivo”.

Antes de sembrar, hay que ver cómo está el suelo. “Ahora, por ejemplo, está muy seco, y eso ha comprometido, por ejemplo, la colza. Para el trigo, es mejor esperar un poco, aunque la época de siembra está ahí”.

Una vez sembrado, hay que realizar las labores a tiempo. “Es importantísimo para garantizar la productividad de la cosecha”, advierte, con la mirada puesta en el abonado. “Se tiene que tirar cuando la planta lo necesita. Incluso, yo aconsejaría partir la dosis de nitrato en cobertera y echarlo en dos veces, para ajustarse mejor a las necesidades del cultivo”.

Si se trata de colza, además de sembrar teniendo muy en cuenta la lluvia, también es importante el momento. “Lo ideal es sembrar a mediados de septiembre, para que en noviembre esté implantada y, cuando lleguen las heladas, tenga al menos seis hojas verdaderas. Si no, las bajas temperaturas matarán muchas plantas”.

Otro cultivo interesante, en su opinión, es la avena, a estudio en el campo de ensayo de Palencia. “Es una opción que se está viendo cada vez más en determinados municipios de Burgos. En pienso, tiene la complicación del precio en el mercado, y, para el consumo humano, tiene mayor salida, pero es muy exigente, porque no puede haber contaminación cruzada o impurezas”, afirma convencido de que puede ser una opción factible en zonas limpias, de leguminosas o de barbecho.

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