Pinchos, reencuentros y una despedida «inolvidable»
El Día de las Peñas reúne a miles de burgaleses en Fuentes Blancas para poner fin a las fiestas de San Pedro. Los cambios en la Ofrenda Floral y la Cabalgata parecen gozar de buen aceptación

El Día de las Peñas 2025 volvió a llenar Fuentes Blancas.
Había menos gente que de costumbre, pero las mismas ganas de disfrutar de una jornada «inolvidable». El Día de las Peñas y del Burgalés Ausente transcurrió sin incidentes reseñables, el buen ambiente de siempre y cierta morriña al saber que las fiestas de San Pedro tocaban a su fin. Aun así, Fuentes Blancas volvió a llenarse este domingo de vida, de jolgorio y deliciosos aromas procedentes de las casetas. Morcilla, chorizo, morro... Suculentos pinchos para un vermú que, como era menester, se alargó durante horas.
«El calor no aprieta mucho, la gente se ha animado a subir y no tenemos conocimiento de que haya habido ningún problema», comentaba el presidente de la Hermandad de Peñas de Burgos, José Manuel Carbonell, mientras el jurado del Buen Yantar ponía en común sus deliberaciones después de catar los platos de las 31 agrupaciones participantes. «Cuando las fiestas se acercan, decimos: ‘a ver cuándo llega el día 6 para que se acaben’», reconocía a sabiendas del tremendo esfuerzo que supone estar constantemente al pie del cañón. Sin embargo, San Pedro se pasa demasiado rápido y «ya estamos pensando en el año que viene».

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A la hora de hacer balance, Carbonell considera que «han sido unas fiestas muy buenas» pese al «exceso de calor». Lo importante, eso sí, es que «las peñas han respondido como siempre». Y se ha conseguido, entre otras cosas, que la Cabalgata sea «más amena». Por eso, espera que el formato actual se mantenga.
Otro acierto, a juicio del presidente de la Hermandad de Peñas, fue el cambio de ubicación de la talla de Santa María la Mayor durante la Ofrenda Floral, que congregó -según los datos que maneja el Ayuntamiento- a 47.000 personas en la plaza del Rey San Fernando. «Para nosotros es genial», confesó, aunque se mostrara partidario de modificar «pequeños detalles».

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También vio con buenos ojos la nueva Ofrenda Juan Montiel, presidente de la Sociedad Gastronómica Los Cucos. Sabedor de que «en Zaragoza hacen lo mismo con el Pilar», cree que el cambio de formato era necesario porque «agiliza la entrega de flores». No obstante, lo ideal sería «darle una vuelta» para que el desfile de peñas sea más fluido porque «esperar bajo el sol se hace pesado».
Hablando de altas temperaturas, la presidenta del Centro Argentino Burgalés, Carolina Ludueña, no dudó en lanzar una sugerencia: cambiar la hora de la interpretación popular del Himno a Burgos porque «a las 2 de la tarde hace muchísimo calor». Por lo demás, encantada de participar activamente en unas fiestas que «nos han gustado mucho».

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«Cuando más las vives (las fiestas) es cuando estás dentro de una peña», advertía Chema, a punto de tomar el vermú junto a Ana, su pareja. No está en ninguna, lo cual no quita para que aprovechase «algún día a ver los fuegos e ir a conciertos». La programación, en términos generales, le pareció «bastante bien». En cuanto al Día de las Peñas, el tercero al que acude, lo ve ideal para «estar en familia» y «más relajado» que la Jira del Curpillos.
Ya que sale el tema, lo suyo era preguntarle: ¿El Parral o La Quinta? Chema lo tiene claro. El nuevo emplazamiento sin ninguna duda por su ubicación y porque cuenta con «más árboles para dar sombra».

Los Blusas del Metal, dándole duro a la parrilla en el Día de las Peñas.
«El Día de las Peñas me encanta. Para mí, de lo mejor de los Sampedros». Fiel a la cita desde hace más de dos décadas, Joaquín miró las previsiones del tiempo a primera hora de la mañana para decidir si iba en coche, andando o en autobús. Como daban calor pero no demasiado, optó por pasear aunque tenga «casi tres cuartos de hora desde casa».
«Si hubiese hecho más calor, cojo el coche. Lo que no me gusta es lo del aparcamiento, que a veces es un poco caos, y el tiempo que tardas en llegar por el atasco que se forma». Pero claro, «si vienes a pata a casi 40 grados te puede dar algo». Al final, hizo lo correcto aunque «igual la vuelta, con alguna cerveza de más, se hace demasiado larga».
De peña o no, se nota que el último gran evento de San Pedro nació con vocación de disfrute y convivencia. Mención aparte merecen quienes sudaban la gota gorda, entre parrillas o dentro de las barras, para saciar el hambre y la sed de los cientos de asistentes que se agolpaban en las casetas. Con música de todo tipo, desde los ritmos latinos de BurgoSalSon hasta el heavy de Blusas del Metal, la gente volvió a estar en su salsa, como tiene que ser. Lo único malo, al menos para muchos, es que San Pedro 2026 queda demasiado lejos.